La rebelión de los descorbatados

Primera foto de familia del consejo del Gobierno vasco tras las vacaciones y nueva vuelta a la rebelión de los descorbatados. De nuevo, Martin Garitano se apea del lazo al cuello y Juan Karlos Izagirre, anfitrión de la sesión, aparece disfrazado de ministro iraní. Eso sí, abandona las sandalias, se tapa los pinreles  y calza zapatos. En el Congreso, Bono ha montado más de una tangana por ir descorbatado. Y eso que es difícil de entender que un tipo que se hace implantes de pelo y parece un paleto vestido de domingo, reprenda a Sebastián por ir sin corbata y llame al orden a periodistas por no cumplir con el decoro en el vestir. Parece sencillo de comprender que a los políticos no se les vota para que se disfracen de auxiliares administrativos de los años 40. Considera Sebastián –y el exprimer ministro japonés, Naoto Kan, pionero en aplicar la medida–, que un ciudadano despojado de la corbata, aguanta mejor el calor y hace menos gasto de refrigeración. ¿A qué Bono no se atrevería a abroncar a Steve Jobs?, creador de Apple y sempiterno portador de camiseta negra, vaqueros y zapatillas deportivas, al que le importa un rábano la rebelión de las corbatas. Tampoco Patxi López se atreve a amonestar a Garitano. La moda casual del diputado guipuzcoano muy pronto podría pasar porque se presentara en la Dipu con los piratas, la camiseta de la selección de Euskadi y las chanclas. La vestimenta progre es lo que tiene. Que un día dejas la corbata en el ropero de casa, y al siguiente, enseñas gayumbos txuri urdin, y calzas hawaianas. Que copie de Hugo Chavez y Fidel Castro, luciendo un coqueto chandal soberanista de verano, y todos tan frescos. 

  

Horteras sin Fronteras

Los delantales sexys, un souvenir solo apto para los más horteras

El alcalde de Pisa ha lanzado una ofensiva que incluye multas de 500 euros contra los recuerdos turísticos de mal gusto, como aquellos que hacen referencia fálica a la torre inclinada o esos calzoncillos que reproducen un pene gigantesco del David de Miguel Ángel. Marco Filippeschi, el edil en cuestión, ha formado una liga para combatir a los Horteras Sin Fronteras (HSF) que tanto daño hacen a la humanidad. Los HSF son esos tocapelotas que traen de souvenir a las amigas un delantal con los pechos de Pamela Anderson y a la altura del pubis viene dibujado el Peñón de Ifach. Yo todavía guardo uno de Benidorm con unos senos hinchables y la leyenda: Deja de mirar mis tetas y échame una mano.

El decálogo de souvernis horteras puede llegar a ser espeluznante. A mí me horripilan esas colecciones de dedales salidas de un museo de resina rancia, esa flamenca sobre el televisor que, afortunadamente, la tele de plasma arrojó al container, el póster de El Juli con una muleta customizada con la cara del vecino, o ese niqui de Yo estuve en Villajoyosa y me acordé de ti. Lo peor es que las tiendas de chinos venden platos escalofriantes con I Love Fuengirola o abanicos recuerdo de Formentera, fabricados en Guangzhou.

 ¡Qué tiempos aquellos en los que el merchandising nos solucionaba el problema de los regalos! El dinero que nos podíamos ahorrar con la pelota de Nivea, la colchoneta de Telepizza, la gorra de la Caja Rural o la camiseta de DEIA.

¡Qué riesgo tiene la prima!

Desvelamos la identidad de la prima de riesgo

No sé ustedes, pero yo no sobrevivo a otro verano como este. Los especuladores no se van de vacaciones, los imperios no dejan de contraatacar, y no hay día que las noticias económicas no sean más catastróficas que el día anterior. Si una jornada creo que voy a sufrir un pampurrio por la multa de las vacaciones fiscales, otro no vivo pensando cómo va a influir el adelanto electoral en los datos del paro, el fin de semana no pego ojo por ver cómo va a arreglar Obama lo de la deuda y así en un no parar. El lunes estuvo a punto de darme un ictus, la Bolsa se estrellaba y la prima de riesgo cerraba en máximos.

Que digo yo, que esa prima tiene que tener un sobrepeso brutal porque come y come, y no se cansa de dejarnos a los demás en los huesos. Y ayer reventó y llegó a los 404, no sé si de cadera o cintura, pero batió récords. Me da que ni con la dieta Dukan lo arregla.

Sin embargo, la dichosa tía se lleva a todos al huerto, sobre todo a los ciudadanos, que somos los verdaderos primos. Todos tenemos una prima que tiene más peligro que un nublao, pero eso de cepillarse hasta cuatrocientos son palabras mayores. No sé si lo hará en el parqué porque los periódicos también cuentan que ha puesto a la Bolsa por los suelos. Para evitar pagar primadas, me refugio en otro titular de ayer: El precio de las sardinas se disparó en julio. Pues bien, les propongo vender sus acciones del Ibex y comprar sardinas, que hoy por hoy, es el único valor seguro.

Lencería low cost

Las bragas que han hecho remontar a Marks & Spencer

El milagro de las bragas brasileñas está a punto de incluirse como máster en algunas facultades de Empresariales. Hartos de no levantar cabeza, la firma británica Marks & Spencer decidió hace meses vender lotes de tres unidades de bragas brasileñas por el módico precio de 10 libras.

Desde entonces, la empresa ha disparado sus ventas de ropa interior y ha vendido casi un millón de packs. ¿El secreto? Unos sexys culottes de encaje semitransparente, donde las mujeres ven reflejado lo mejor de ellas mismas y los hombres ven… cualquier otra cosa.

Frivolidades aparte, el máster formará en la gestión del complejo mundo de la lencería: de la braga clásica al boxer, pasando por la faja reductora, el tanga de tira, la braga brasileña, el culotte a la cadera o el bikini. Un curso de especialización para acabar con la mayor duda existencial del género femenino: ¿Tanga o braga?

Inmerso también en otro postgrado de mejora de la indumentaria más íntima, David Beckham, lanzará una colección de calzoncillos para H&M. Gayumbos de baratillo para incrementar sus bolsillos. A ver si se percata de la precaria situación del sector textil Letizia Ortiz, que ha sido cazada con unas parisinas de un precio desorbitado, –499 euros–, con incrustaciones de cristal de Swaroski. Aunque creo que Zarzuela ha sacado una nota de prensa para explicar que las manoletinas cuestan un pastizal, pero que compra las braguitas en Zara. ¡Otra con lencería low cost!

El otro señor Burns

El señor Burns, alter ego de Francisco Camps.

Algunos reclaman «dar una chupadita de la medicina de Camps», cuando ya estan cansados de chupar del bote. Hartos de mamar de la teta pública, la sabiduría popular ha acuñado: «Gastas menos que Camps en trajes». Quizá por eso, estos días, Paco sale más en los chistes que en las noticias. Es el prota de una página en Facebook: «Señores que dicen que son inocentes, pero van y dimiten», y actúa como galán en alguna peli en cartelera; «El increíble hombre mangante», «Mentiroso campspulsivo» o «Los chorizos del presidente».

Ya se convirtió en chirigota con el «te quiero un huevo» que le dijo a el Bigotes, el jefe valenciano de la red Gürtel. Fue objeto de chanza con el «Feliz Navidad, amiguito del alma», que le dedicó al shériff de Orange Market, una de las empresas que se benefició de los contratos con su administración. Y organizó una cuchufleta con el trabalenguas: «Los tres tristes trajes que le trajeron a Camps».
Porque todo en él parece una broma. Su cara es casi una réplica del señor Burns de los Simpson. Su risa es tan extraña que incluso el miércoles, el día que anunció su dimisión, se carcajeaba como una hiena. Lo lamentable es que el molt honorable se lo toma muy en serio. Va de perdonavidas y proclama que es inocente, además de virgen y mártir. Por eso, se sacrifica por España y acabará subiendo a los altares porque hace milagros. Por ejemplo, el de la multiplicación de los chorizos.