El muro provinciano

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EL FOCO

Onda Vasca, 16 febrero 2017

 Vitoria-Gasteiz es estos días el epicentro del baloncesto español. Desde hoy hasta el domingo acoge los partidos de la Copa del Rey de baloncesto, una competición de élite. No es la primera vez que es sede de este tipo de acontecimiento, lo que añade una gran euforia deportiva a la ciudad, en vísperas de que su equipo de fútbol dispute la final de Copa, algo inédito en su historia de casi cien años. La ciudad está hecho un lío y repleta de emociones.

Los medios de comunicación hacen hincapié estos días los efectos que esta fase final de la copa de Baloncesto tendrá sobre la ciudad. Se calcula que llegarán unos 5.000 visitantes y que el torneo dejará unos 30 millones de euros, que no está nada mal. Nadie ha hablado de que pueda hablar conflictos entre los aficionados de los diferentes equipos, ni que se vayan a producir otros problemas de convivencia. Puede que se produzcan algún incidente de tipo políticos, a propósito de los himnos o que haya pitos al rey de España, si éste acude, que dada la situación política en Euskadi no tendrán mayor trascendencia y que en todo se recibirán con normalidad democrática, sin más, con respeto al derecho a la rechifla y el derecho al aplauso. Son hechos simbólicos, que tienen su importancia, pero no trascendentales.

Lo esencial es que parece que en Euskadi está dejando de ser noticia la celebración de determinados eventos y acontecimientos. Y creo que eso es bueno. Quiero decir que la discusión de si Vitoria, o cualquiera de las capitales vascas, debe o no acoger determinados acontecimientos, de tipo que sea, es una discusión provinciana. Vamos a ver. Nuestras capitales tienen una vocación cosmopolita y abiertas. Y reciben cada año importantes reuniones, congresos y eventos de todo tipo, científicos, profesionales, de comunicación (como el Festival de Publicidad El Sol, en Bilbao), conciertos masivos y espectáculos culturales de primera entidad. Tenemos recintos importantes para ello, entre ellos el Palacio Euskalduna, declarado el mejor palacio de congresos del mundo. Así que, en principio, no hay ningún motivo para poner frontera a la celebración de determinados eventos. Tenemos que tener como bueno que en nuestro país se celebren los mejores y más grandes acontecimientos. No podemos ser tan provincianos y alborozarnos como papanatas que lleguen hasta nosotros eventos estatales o internacionales. Es lo normal para un gran país y abierto como Euskadi. ¿Quién podría negar lo bueno que hubiera sido que la final de Copa de fútbol se hubiera celebrado en San Mamés, si no llega a ser porque el concierto de Guns&Roses lo ha impedido?

Sin ir más lejos, Bilbao será sede de la Eurocopa 2020, entre otras trece ciudades europeos, como Copenhague, Ámsterdam, Dublín, Bruselas, Glasgow, Roma y San Petersburgo, entre otras. Somos una gran ciudad, puntera, que compite con las grandes ciudades europeas y del mundo. Y con un estadio, San Mamés, que es una maravilla.

No creo que las instituciones deban poner trabas a la celebración en Euskadi actos y eventos de gran rango mediática y entrar, como digo, en una discusión provinciana. Y que los partidos políticos conviertan cualquier posibilidad en arma política, en un sentido u otro. No vale que se pida la celebración, por ejemplo, de un partido de la selección española de fútbol en San Mamés motivados por una intención asimiladora y humillante para determinados sentimientos políticos, como suele hacer el PP, ni que se niegue tal partido si el propósito es meramente deportivo. Cuidado con los debates simbólicos, los más estériles y agresivos. Dejemos que la sociedad vasca, madura y abierta, decida estas cosas con inteligencia y sin ruido. Creo que estamos en este horizonte.

Aun así, creo que debemos echar las cuentas de forma correcta. No vale hacer trampas. Cuando se dice que Vitoria va a ganar 30 millones de euros con la final de Copa de Baloncesto también hay que contar lo que hay que gastar y algunos efectos, no tan positivos, que pueden traer consigo los cinco mil visitantes que se prevén que visiten la capital de Euskadi. Hay que contar también los gastos de seguridad, las molestias sobre los vecinos, los incidentes de convivencia, la inversión que tiene que realizar las instituciones. Tenemos que contarlo todo, el haber y el deber. Y luego hacer la resta y calcular el saldo.

Quizás podría ser que un partido de la selección española de fútbol en San Mamés podría darnos un saldo negativo, entre lo bueno y lo malo. Esta sería la forma correcta de decidir. Ver hasta qué punto nos interesa, no vaya a ser que nos estén ofreciendo un regalo envenenado. Por comparación: ¿Es bueno para la ciudad, su economía y bienestar, la llegada de tantas marcas comerciales, por medio de franquicias o instalación propias, que devoran el comercio local y homogeneiza nuestra cultura, perdiendo identidad? ¿Es bueno, o hasta qué punto lo es, esta colonización comercial? Es un debate complejo. Ocurre lo mismo con los eventos y acontecimientos: quizás no todos nos interesen.

En todo caso, como ciudad, nos conviene tener una actitud aún más abierta. Recordemos que la revolución urbanística de Bilbao tuvo como símbolo referencial un museo internacional, el Guggenheim. Aparquemos las discusiones simbólicas y, siendo abiertos en la recepción de acontecimientos, calculemos bien los pros y contras de lo que aceptemos. Nuestros ejecutivos del Euskalduna, de Bilbao; el Kursaal, de Donostia, y el Palacio Europa, de Vitoria, viajan por el mundo a la caza y captura de congresos, conciertos y espectáculos de todas clases. Y compiten entre sí para captar estas celebraciones que contribuyen al posicionamiento de nuestras ciudades en el marco global de la economía, las empresas, las marca y el turismo.

Hay un exceso de interés turístico en estas convocatorias. Siendo importantes en gastronomía y turismo, somos un país industrial. Euskadi no es una nación de bares, camareros y terrazas. Somos un país más completo y complejo. Así que apuremos nuestras contradicciones, las económicas, las políticas y las simbólicas. Y no perdamos ninguna, ninguna oportunidad de vivir mejor. ¡Abajo el muro que levantan los provincianos!

 ¡Hasta el próximo jueves!

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Un comentario en «El muro provinciano»

  1. He estado escuchando su intervención en la emisora de onda vasca. Me ha parecido muy interesante. Como siempre abordando temas de actualidad.
    Estoy totalmente de acuerdo con usted.
    Hay que tener una mentalidad más abierta y no ser con mentes tan pequeñitas y cortas.
    Tener horizonte. Y por supuesto valientes y decididos y no quedarse anclados en el pasado. Usted comentaba que eran como provincianos yo creo que aún más pequeños eran como pueblecitos muy rrfucifos
    Cómo aldeas.
    Si queremos que un caddie sea grande y así debe de ser con una perspectiva internacional y para darse a conocer hay que abrirse y apostar sin miedo. Y beneficio en todos los sectores que vertebran nuestra sociedad. No hay que pensar que solo beneficia a la hostelería. Eso es un error. Pero aún así si eso fuese cierto la hosteleria tiene muchos sectores a su slrededor.
    Muchas felicidades por su opinión de gran interés.

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