Vox irrumpe en las tertulias

Hay días en que quisiera ser el psicólogo de Marc Sala, presentador de La Noche en 24h, de TVE. ¡Lo que sufre este hombre! Modera los jueves un debate ingobernable y belicoso compuesto por siete parlamentarios de segundo nivel (lo digo por su menor notoriedad pública), entre los que están -he ahí la novedad- voces estridentes de las tres derechas frente a las del PSOE, Podemos y nacionalistas vascos y catalanes. Nunca hubo más descalificaciones por decibelio y menos respeto por segundo. Una tertuliana habitual es Macarena Olona, militante de Vox y abogada del Estado, que hizo la milicia de agitprop en Euskadi cuando Carlos Urquijo era Delegado del Gobierno y batió el récord guinness de recursos contra las administraciones vascas. Ha vuelto.

            También suele acudir Oskar Matute, congresista de EH Bildu, sin que nadie le monte una escandalera como la que organizó el tripartito ultra por la entrevista a Arnaldo Otegi. A ver. No fue un regalo de Sánchez, sino la cuota mediática que corresponde por ley a la izquierda abertzale en razón de su representatividad, cuatro escaños. Otegi tiene presencia habitual en la radiotelevisión vasca por ser el líder del segundo partido en votos. La realidad es para la gente feliz y los infelices se enfadan. ¡Cuánto tiene que aprender España de esta pequeña porción del mundo llamada Euskalherria! Aquí los políticos dialogan y pactan con la misma naturalidad con que comparten mesa y mantel en el txoko.

            Vean, por favor, la serie La voz más alta, protagonizada Russel Crowe y que emite Movistar+. Es la historia de Roger Ailes, depredador sexual y creador de Fox News por encargo de Rupert Murdoch, un medio tóxico que aupó a Bush y Trump. Su lema era: “La gente no quiere ser informada, quiere sentirse informada”. Muchos prefieren una mentira conveniente a una frágil verdad.

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