La verdad y la ficción se retroalimentan

El hambre de ficción es universal. ¿Será por la insoportable realidad? La televisión le ha tomado el relevo al cine, que sobrevive en su escenario público de gran pantalla, y ya es un arte superior en calidad de producción. El último en incorporarse ha sido AppleTV, que llega con avales tan poderosos como Steven Spielberg. El propósito es, como sugiere el icono de su marca, dar un buen mordisco a Netflix, HBO y Amazon Prime, dueños del mercado. Las primeras ofertas son cuatro pequeñas maravillas. La más interesante, The Morning Show, un relato del mundo interior de los grandes informativos, al que dan vida Jennifer Aniston, en su estreno dramático, y Reese Whiterspoon, en el mejor momento de su carrera. Aquí confluyen la implacable competencia de los magazines matinales y el #MeToo: el conductor del programa es despedido tras ser denunciado por abusos sexuales a subordinadas. Le sustituye una ingenua periodista procedente de la Virginia profunda.

            También hay un fondo feminista en Dickinson, serie sobre la poetisa romántica con un desarrollo emocional de lujo; y en Para toda la Humanidad, donde se recurre a la ucronía: un astronauta soviético pisa la Luna antes que el Apolo 11 y, además, la primera mujer en tocar el mismo suelo lleva bandera roja, de hoz y martillo. El cuarto producto, See, elige la distopía en la línea de Juego de Tronos: tras una hecatombe vírica mundial, los pocos supervivientes son ciegos.

            ¿Quién faltaba en la tele? El gigante Disney Plus. Ya ha comenzado en Estados Unidos y en marzo de 2020 entrará en Europa con el catálogo de Marvel, Lucasfilm, Pixar, Century Fox, etc. El capítulo inicial de El Mandaloriano nos traslada a Star Wars después de la caída del Imperio. ¿Y España, qué? Pues parece que solo sabe contar historias en los spots de la lotería de Navidad. ¡Qué buenos anuncios!

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