Jordi va a la cárcel

El regreso ayer de Évole, el mejor entrevistador de España, llega en el momento que se ha perdido el diálogo. Se monologa, no se dialoga. Se habla, pero no se escucha. Los ciudadanos miden sus argumentos por los decibelios que alcanzan. No es que la gente tuviera antes mucha cultura de platicar, como dicen al otro lado del atlántico; pero los estridentes tertulianos les han contaminado. La dictadura, con sus maestros nacionales y curas integristas, dejaron esas secuelas. Jordi ha empezado por ir a la cárcel… de visita, a preguntar a Oriol Junqueras, héroe del independentismo catalán. Y muy pronto irá a hablar con el patético Francisco Granados, condenado por corrupción; con el expresidente del club más importante del mundo, Sandro Rosell, quien sufrió dos años de prisión preventiva y después fue absuelto. Y, entre otros muchos, con Santiago Cobos, recluso común de referencia. A esta cita no podía faltar Jesús Quintero, el célebre loco de la colina, que hizo historia en 1996, en Antena 3, con su Cuerda de presos. Quintero fue precursor del diálogo más difícil.

Tener un programa a tu nombre es la cumbre del éxito. Después de Salvados, ahora su espacio se titula Lo de Évole, un honor que se ha ganado en La Sexta. Los líderes ansían su llamada y así consiguió exclusivas mundiales con Maduro, por dos veces, y el Papa Francisco, además de destapar las trampas del accidente del metro de Valencia que ha dejado de ser una tragedia impune para sus 43 muertos.

Y mientras tanto, con los gritos de ¡Estefanía! aturdiendo a los novios cornudos, la tele propaga el pánico por el coronavirus. Informativos y debates están generando alarma, muy productiva para los fabricantes de mascarillas y el odio a los chinos. Y en esto, al canal #0 de Movistar se le ocurre emitir la película Contagio, muy oportuno. Tranquilos, el Brexit no impedirá que UK siga cantando en Eurovisión. Zero points.

Un comentario en «Jordi va a la cárcel»

  1. ¿El mejor entrevistador de España? Bueno, tampoco es que sea garantía de mucho. Y no sé si lo es: la ideología le puede y, cuando entrevista a indepes, su españolismo – cobardemente disfrazado de «equidistancia» – le sale por los poros; aún recuerdo la entrevista a Puigdemont.
    En cuanto a la de Junqueras, a Évole sólo le interesan los presos por la audiencia que le puedan dar; y no va a arriesgar su fama y audiencia en Esa Gran Nación por ir al meollo. No pasa nada: lo conocemos y no nos sorprende.
    Lo que me cuesta más entender es que Junqueras se preste a este espectáculo aunque quizás lo «explique» su inexplicable afán de caer bien a los españoles. Mejor será que se concentre en aguantar bien los 11 años que le quedan en prisión.

Responder a Politincorr Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *