Diario de cuarentena. Día 95. Todos locos

Después de tres meses de confinamiento y a punto de que termine este calvario, quizás sea hora de hablar de los estragos psicológicos que ha dejado entre la gente. Puede que a algunos les parezca insignificante en comparación con las miles de muertes producidas por el virus o con los efectos económicos, sociales, educativos y familiares derivados de la pandemia. Haríamos bien en no despreciar esta realidad de la que ya tienen noticias los psicólogos y los psiquiatras.

Decía hace unos días en Radio Euskadi el ex dirigente del PNV Iñaki Anasagasti que los que se quejan de los padecimientos de la pandemia tendrían que escuchar y saber lo que pasaron durante la guerra y la postguerra sus padres, que después de soportar la violencia de la contienda bélica se vieron obligados a huir al exilio, pasar toda clase de males, incluso hambre. Vamos, que nos quejamos de vicio, que para sufrimiento aquel y no este. Hombre, Iñaki, y aquella guerra y su consiguiente exilio al lado de los campos de exterminio de Auschwitz y la historia del holocausto también son poca cosa. Y así, en el juego de las comparaciones, podríamos llegar al absurdo.

A muchos pacientes de Freud, el genio del psicoanálisis, se le curaron de raíz sus males al toparse con la realidad de la guerra. Es una frivolidad despreciar los daños directos e indirectos que a nivel mental está ocasionando la pesadilla del confinamiento. Es probable que estemos ante un supuesto masivo de estrés postraumático, sobre todo entre aquellas personas vulnerables o especialmente sensibles a determinadas situaciones de pánico. Desde luego, los cuadros de ansiedad están a la orden del día y es muy posible que de todo esto haya constancia en la venta de ansiolíticos y otros medicamentos iguales en las farmacias.

La viñeta de arriba corresponde a una humorada de una publicación norteamericana; pero no deja de ser un símbolo de lo que podría ocurrir en las consultas de los profesionales de la salud mental: literas de a tres para atender la demanda de las personas con trastornos derivados del largo y brutal confinamiento. Tendríamos que remontarnos un siglo atrás, con las dos guerras mundiales, para estar ante un deterioro de la salud mental de la población. Y nosotros ahora estamos peor preparados para el dolor que nuestros antepasados de hace 100 años. Vivimos mejor y más protegidos.

¿Quién ha podido conciliar el sueño? ¿Quién es capaz de soportar el desgarro de ver morir a sus padres sin poder acompañarles? ¿Estaban los médicos y demás sanitarios en condiciones de aguantar la presión descomunal que les ha tocado vivir? ¿Y nuestros niños y jóvenes, en qué medida les ha afectado a su equilibrio emocional? ¿Y toda esa gente que ha visto caer sus negocios y sus puestos de trabajo por la ferocidad del confinamiento? No somos de mantequilla, pero tampoco de acero blindado.

Nuestro sistema sanitario debería contemplar medidas para ayudar a las miles de personas cuya salud mental se ha visto afectada. Nada he oído que se vaya a hacer en este sentido. Pero somos duales, cuerpo y mente.

4 comentarios en «Diario de cuarentena. Día 95. Todos locos»

  1. «Nuestro sistema sanitario debería contemplar medidas para ayudar a las miles de personas cuya salud mental se ha visto afectada. Nada he oído que se vaya a hacer en este sentido. Pero somos duales, cuerpo y mente».
    Nuestro sistema sanitario debería ser escuchado por quien gobierna, que con afirmar que aquí estamos mucho mas preparados que en otras partes de España, lo arregla todo. Hace varios años que los sanitarios están pidiendo mas profesionales y menos palabrería. A ver si en campaña electoral nos damos cuenta de lo que realmente les importa. Inversión en Sanidad SÍ, pero en SANIDAD PÚBLICA.

  2. Pues si Jose Ramón.Pero yo no tuve a nadie en Auschwitz pero si mi ama y toda su familia expulsados de Zaratz y huyendo por monte y a mi aita condenado a muerte.Cada uno habla de lo que tiene cerca.Coincidirás que hay mucho milindre y mucho sociólogo a la violeta.
    Escribes muy bien.

    1. No pongo en duda el sufrimiento de tu familia. Y siento un profundo respeto por ello. Pero estuvo de más la comparación. Y aunque hubiera, que los hay, mucho melindre, hay un sufrimiento psicológico muy significativo, derivado del confinamiento que dejará profunda huella en nuestra sociedad. Un abrazo, Iñaki.

  3. Mire Profesor, y y así le considero con respeto, permita al alumno proponer que el problema es que nadie quiere poner su culo en peligro, y ese¡¡¡ es el cáncer de la sociedad, los cargos..¡¡ ARRIEsGA¡¡ juégate el cargo que para eso cobras¡ ESA ES LA CLAVE DEL MAL DE LA SOCIEDAD ACTUAL……………ESTABLISMENT.

    CONFINA A LOS DE RIESGO Y LOS DEMAS QUE SE CONTAGIEN. NO PASA NADA¡¡ UN COSTE..SI PERO TAMBIÉN OCUPAN PLAZAS HOTELERAS

    yo si me juego mi reputación, que es mía.

    COBARDIA lo de siempre el mal del H. sapiens, que tampoco me considero un H, sapiens.

    Yo soy un H. euzkeldun.

    Somos muy distintos a todos los que nos rodean salvo los británicos.

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