
El 4 de agosto, al día siguiente de que el rey emérito huyera de España acuciado por evidentes delitos económicos, puse en mis redes sociales un mensaje crítico sobre este hecho. Para mi sorpresa, en la red Linkedin ha tenido casi medio millón de visitas (más de 480.000 a día de hoy), además de casi dos mil comentarios y otros mil likes, sin contar las seis mil visitas a mi perfil. Nunca había conseguido tanto impacto, superando los varios de cien mil y otros de diez mil y treinta mil alcanzados otras veces. Una sorpresa, cuya viralización quiero analizar. Estas son las causas:
Primero. El titular del mensaje. “El Rey cobarde” era un mensaje evocador y explícito que a muchas personas les llamó la atención y provocó su interés. Hay un amplio sector de la sociedad a quien la palabra cobarde le resulta incómoda y expresiva de un comportamiento indigno. Muy español.
Segundo. La oportunidad. España está sacudida por el conocimiento (y reconocimiento tardío) de las fechorías del rey emérito. Y toma posiciones a favor y en contra. Pese a las fechas de agosto, el suceso ha convulsionado a la sociedad.
Tercero. La polaridad. La sociedad española está polarizada en posiciones contra y a favor de las acciones delictivas del rey emérito. Le defienden o le atacan con firmeza. Es el fin de un largo silencio de 40 años.
Cuarto. Monárquicos a la defensiva. El sector más conservador de la sociedad española se ha puesto a la defensiva y se dispone a dar batalla contra una amenaza, muy improbable, del fin de la monarquía. Van como gato panza arriba.
Quinto. Silencio ante Felipe VI. La fragilidad de los monárquicos en el debate ha estado en las decisiones del rey actual: retirada al emérito de la asignación económica de la Casa Real, la renuncia a la herencia y, finalmente, el golpe de propiciar su huida a tierras musulmanas, un destierro humillante. Ninguno, ni uno solo de los comentarios ha querido entrar en esta cuestión. La ignoran, por dolorosa e incontestable.
Sexto. La perseverancia del debate. He contestado a todas y cada una de las respuestas en el debate, lo que ha alimentado su crecimiento y contribuido a su viralización. Un acierto, coherente con el sentido de un mensaje abierto.
Unas emociones en conflicto, un dolor sin salida, un país desgarrado y unas palabras certeras en un momento preciso.
