La verdad sobre Altsasu

Una manada de buitres otea los valles de la Sakana esperando la carroña. Alguien arroja una res muerta desde el barranco y las aves acuden al banquete. Con estas imágenes comienza la serie Altsasu, estrenada en ETB1. Podría ser un recurso estético para mostrar la conmovedora belleza de la comarca; pero es la metáfora de lo que en aquel pueblo ocurrió tras una pelea tabernaria el 16 de octubre de 2016. Partidos, tribunales, policías y medios -“rentistas del drama y de la muerte”, en palabras recientes de Bernard-Henry Lévy- se abalanzaron sobre aquel suceso y lo desquiciaron para saldar no sé qué frustraciones de malos perdedores del relato de una época violenta en Euskalherria felizmente concluida cinco años antes. 

            Altsasu es, pues, una historia de carroñerismo político, judicial y mediático que tuvo como víctima a un pueblo entero, entre el que escogieron a ocho jóvenes cuya culpa no sobrepasaba su radicalidad ideológica y la ingesta alcohólica de un mal fin de semana. ETB se ha esmerado con una excelente ficción producida por Baleuko y dirigida por Asier Urbieta, en la que también ha colaborado TV3. Como no es un documental, los hechos no pretenden ser exactos, pero sí verídicos, como en la irlandesa En el nombre del padre, avalando el sufrimiento de quienes fueron juzgados sin imparcialidad y condenados salvajemente por terrorismo. 

            El primer capítulo despliega un gran elenco artístico, pero deja irresuelto el desarrollo de la trifulca, peca de imagen oscura y falla en la figuración de los guardias civiles con uniformes imprecisos. El relato certifica honestamente lo que ya está en el imaginario colectivo: en Altsasu alguien se vengó a destiempo de una comunidad inasimilable y tomó a Aitor, Ander, Eki, Gorka, Haritz, Jonmi, Naiara y Urko como rehenes. ETB, cumpliendo su misión pública, ha salido a su rescate.

14 comentarios en «La verdad sobre Altsasu»

  1. No por esperado deja de sorprenderme la doble vara de medir.
    Yo trato de usar la misma vara de medir en todos los casos (lo que no quiere decir que lo consiga) así que diré que Altsasu me parece legítima, positiva y necesaria.
    Es legítimo que sus promotores y autores hayan elegido ese episodio y hayan puesto el foco sobre él sin aludir a otros episodios de otros signos pero también originados en el mismo contexto de conflicto.
    No tienen por qué hacerlo. Cuentan lo que quieren contar. Y es necesario que se cuente. Y que lo veamos. Y no tendría sentido obligarles a introducir otros elementos como atentados del pasado bajo el reproche de «¿por qué no dicen nada de eso?» Pues porque no hay razón para ello. No se trata de contarlo todo. Eligen lo que cuentan
    No es, efectivamente, un documental.
    Tampoco otras obras…a las que sí se hace el reproche.
    Aquí hay una parte del relato. En otras hay otras. Todas son necesarios.

    Y…por supuesto…esto forma parte de la «batalla por el relato». De una forma evidentísima. Esa es la finalidad. Hay ofensivas por el relato en plena ebullición. Confrontándose.
    También me parece legítimo. Pero…claro…en ambos casos.

    Y me parece también hasta lógico que quien tiene una posición plasme en su obra su muy subjetiva percepción de sus «enemigos». Y en una ficción es hasta legítimo.

    Pero es en este punto donde la doble vara de medir llega a la deshonestidad intelectual.

    No es posible que quien ha arremetido contra otros por llevar al extremo de la caricatura los estereotipos que le marcan sus esquemas mentales (o sea…los suyos unos santos y los otros unos orcos de mordor) no vea eso mismo en Altsasu.

    Como ejemplo muy gráfico…en una de las últimas escenas la decoración del piso del Guardia Civil cuando le visita ese odioso y siniestro personaje (de supone que algún cargo de Interior) que está, por cierto, tan forzado como cualquier personaje de Patria.
    Es como un piso de una peli de Martínez Soria de los 50. Y la chica…en postura encogida…sumisa…asintiendo a todo lo que dice el macho despatarrado…

    Licencias creativas…supongo…al servicio del relato. Igual que los demás.

    1. La diferencia es que Patria se basa en un relato (mediocre a mi parecer) no real e inverosímil, en tanto que Altsasu quiere ser verosímil y (a mi parecer) lo consigue.

      1. Resulta llamativo que uno de las grandes acusaciones que s ele han hecho a Patria es la de pretender ser «la verdad»; de arrogarse la condición de relato verdadero.
        Y ya vemos que parece ser un pecado bastante habitual ya que aquí se asegura que esta serie es La Verdad de lo ocurrido en Altsasu.

        Me consta que hay otras versiones sobre lo ocurrido así que me parece bastante pretencioso atribuirle «La Verdad». Tan pretencioso como cuando lo pretende «Patria». No sé por qué en un caso es algo rechazable y en el otro loable.

        Yo no sé si lo que se cuenta en la serie es La Verdad. Sí sé que me interesa verla aun sabiendo que es un relato de parte porque asumo que La Verdad se compone de la conjunción y confrontación de distintos relatos de parte. Así que acepto y respeto perfectamente esta serie. Me parece necesario que se cuente y que se cuente además desde ese punto de vista de quienes lo están sufriendo. Ya soy mayorcito y puedo contrastar información, ver o leer otras versiones y filtrar qué es lo que está forzado por los estereotipos que habitan en la mente de los creadores (y en la caracterización de los personajes, de «los buenos» y los «malos» hay mucho de eso; como lo hay en Patria pero lo que en un caso parece un defecto que invalida toda la obra, en otro se considera una virtud; curioso).

        Sobre los hechos de fondo sobre los que se construyen respectivamente las dos historias tengo pocas dudas de que en ambos casos responden a una realidad que se ha dado.

        No tengo grandes dudas de que lo de Altsasu es, en lo esencial, lo que denuncia la serie. Y lo esencial es que de un altercado absolutamente menor (y me da igual lo que pudiera subyacer; los hechos son menores) unas personas (que tampoco contemplo como seres angelicales pero no serlo no es delito) están sufriendo un castigo injusto, desproporcionado y vengativo en una abyecta distorsión del Estado de Derecho.
        A partir de ahí creo que es secundario cómo fue el altercado, quién lo empezó, y las motivaciones de unos u otros.
        Por hacer un apunte, me sorprende que no haya aparecido (creo) la figura de la violencia de género como en toda ocasión que una mejor resulta insultada, vejada o zarandeada. Y me resulta divertido ver cómo una conocida activista feminista, muy activa en la versión (legírtima) de que fue una «pelea de bar» quiere ahora hacer de una riña de vecinos…un acto terrorista machista y lesbófobo. De nuevo, las dos varas de medir.

        Y también sé que lo cuenta Patria es, en lo esencial, también real. Eso es algo que ocurrió. No entiendo cómo alguien que ha vivido en esta tierra puede negar con tanto desparpajo que, más allá de adornos literarios en la recreación de los personajes, aquello ocurría. ¿Qué no es verosímil? ¿la extorsión? ¿los asesinatos a empresarios que no cedían o que no pagaban todo lo que se les pedía? ¿las campañas previas de acoso y señalamiento? ¿las pintadas? ¿el vacío progresivo al que se sometía a esas familias cuando empezaba el acoso? ¿los chivatazos? ¿qué no es verosímil de todo eso?
        Negar todo eso es complicidad.

  2. No he visto el capítulo (espero solucionar en breve mi pecado de omisión, pero sus juicios de valor me parecen impolutos,
    Zorionak eta eskerrik asko.

  3. Es cierto que no es una obra estrictamente necesaria porque todos sabemos lo que fue esa farsa – otra más – d ejuicio. Lo sabemos los que queremos a los chavales de Altsasu y los presos polítidos catalanes. Pero también lo saben los que quieren que sigan en prisión,
    De todos modos, es bueno que se haga porque no es justo ni útil que sólo se publique la versión de los carceleros y los vengadores; la versión del Imperio.

    Sí, pueden encarcelarlos; podrán vovler a juzgarlos como a Otegi. Podrán mentir hasta la náusea.
    Pero nopodrán impedir jamás que dejemos de ser quienes somos ni de pensar lo que pensamos. Eso es lo que más les duele y es, en el fondo, nuestra victoria.

  4. Excelente el artículo y necesario. La serie no recibirá ningún premio ni nos lo meterán hasta con el desayuno.
    No obtendrá premios. Eso seguro. No interesa.

      1. Pero cae exactamente en los mismos «vicios» que se achacan a Patria; clavaditos.
        Será que las orejeras ideológicas y el sectarismo convierte el vicio en virtud según la trinchera desde la que se mira.

  5. Por cierto; en la entrega de ayer todo esto a lo que aludo fue aún más patente y en el avance que dan al final del próximo episodio ya vi alguna cosa que da un pasito más en la misma línea. Lo comprobaremos la próxima semana.

  6. La serie está dirigida a un público Euskaldun, es lógico que se adapte a su público potencial. En todo caso, seguro que es bastante más neutral y honrado que «patria»… Aunque yo pestiños pro » Basta ya» no puedo ver, así que no puedo opinar.. Ja, ja

    1. Muy típico. «No puedo opinar» pero opino…y sin verla la llamo pestiño y cuestiono su honradez.

      Por otra parte también es tremendamente revelador que presupongamos o asignemos de mano una determinada ideología al público por el hecho de ser euskaldun.
      Cuando se hace eso desde la otra trinchera se critica duramente, con razón.

      La serie cae exactamente en los mismos tics de parcialidad y excesos maniqueos que se le achacan a patria. Clavaditos. Yo diría que algo más incluso y ya digo que en la entrega de esta semana vamos a verlo de forma muy gráfica, por algo que vi en el avance.

      Yo creo que es legítimo y hasta lógico. Lo contrario…la ecuanimidad y neutralidad absoluta sería muy elogiable pero no lo hace nadie porque es imposible. Lo que no entiendo es que se critique en un caso y se aplauda en otro.

  7. No necesito ver ninguna de las dos series para estar seguro de lo que digo. No se trata de una «revelación divina», es basarse en indicios claros.
    Los premios, las alabanzas cuasi unánimes, la promoción , etc. en la estado español es un indicio muy claro de que ese relato es «un pestiño». No tengo la mas mínima duda…no le daré ni un segundo, nunca. Un bodrio «al servicio».
    Siento que la discusión no de para mas.
    Un saludo,

  8. Distintas formas de hacer las cosas.
    Yo para opinar de algo con tanta rotundidad (y la descalificación es bastante rotunda) prefiero verlo…por saber de lo que hablo…y más si, como todo el mundo, uno tiene prejuicios sectarios de antemano.

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