CUMPLEAÑOS. Hoy es mi cumpleaños. Y lo estoy pasando en arresto domiciliario sin que haya sido condenado. Qué extraño día de fiesta, encerrado y sin celebración suficiente. Tenía programadas varias comidas y convites y nada de eso ha sido posible.
Nunca me gustaron demasiado los cumples, los propios, y prefiero celebrar los de los demás, de mis hijos y amigos, de la gente que amo. Esto le ocurre a muchas personas. Quizás es que ves pasar los años y los sueños no se cumplen o, por exceso de ambiciones, te das cuenta que hay metas inalcanzables. No sé. Eso tan raro esto de seguir viviendo y estar insatisfecho.
Para empezar, a la mañana he tenido bronca con una ertzaina. Cuando he ido a comprar víveres me he encontrado con un amigo y le he saludado y hemos comenzado a hablar a la distancia requerida de más de un metro. En eso que llega la señora uniformada y dice: “No se puede estar en la calle charlando”. Pero, vamos a ver, le he respondido, airado. “¿Cómo que no se puede charlar en la calle?, ¿quién ha dicho eso?” Y el tono ha subido entre los dos. En fin, me ha tocado una de esas personas con autoridad que no ha entendido nada, ni el respeto a la gente ni el sentido y literalidad de su función en este confinamiento. Una tía chula, vamos. Pero se ha topado con alguien que ama su libertad y su honor de ciudadano. ¿Quién forma a los ertzainas en la relación con la ciudadanía? Total, que me ha amargado la mañana. Deberían sancionar a esta señora por sus excesos autoritarios.
Es la primera vez que paso un cumpleaños así. A los que cumplan estos días les va a parecer igualmente raro. Muchas llamadas, muchos mensajes, pero sin abrazos, sin cantos, sin regalos, sin toda la compañía habitual. Se habla del precio económico y sanitario del confinamiento y la cuarentena general; pero no se está analizando el precio humano, personal y familiar de esta crisis desconocida. Y este precio puede ser muy alto y quizás arruinarnos moralmente.
Sí, ya sé que los seres humanos tenemos capacidades ocultas y fortalezas con las que somos capaces de superar grandes dificultades y que tenemos recursos suficientes para salir fortalecidos de esta y cualquier otra crisis. Y a esas capacidades, propias y ajenas, me atengo para estar confiado en que saldremos mejor de lo que entramos. De eso estoy seguro. Creo en mí y en la especie humana. Tengo fe ilimitada en el corazón de las personas. En los dirigentes no, pero sí en las personas.
Creo en ti, vecino, amigo, compañero, conciudadanos. Y creo en mí.
y lo que te has ahorrado eh? no cuenta?
yo si te sirve de consuelo tengo varios cumpleaños mañana 20 el de mi quinto nieto, el 26 el de mi cuarto nieto y dentro de una semana el mio en este si que me voy ahorrar tela pues la celebracion de toda la familia pues ……….
Eso si, lo que me iba a gastar lo mandare en un giro postal a la zarzuela para que se lo puedan hacer llegar al emerito campechano y pueda comer pues su hijo el preparado le ha dejado sin sueldo (dicen)
Pues si, Txabis. Me lo he ahorrado; pero es que yo creo que la celebración no es gasto, sino inversión.
Zorionak Blazquez jauna!!!
Y no lo pase mal por el sucedido con esa ertzaina. Gilipollas hay en todas partes.
Pues sí, Silber. Más que gilipollas es una autoritaria. Un desprestigio para la Ertzaintza.
En estos momentos se necesita autoridad con criterio y sobra la autoridad prepotente.
Cuanto más prepotencia, menos capacidad de mando y menos confianza en ellos.
Dicho esto ¡zorionak!
Eskerrik asko, Cáustico. Estoy de acuerdo, sobra la prepotencia. Pero es la autoridad la que la ejerce.
Tranquilo y a esperar que estos malos tiempos pasen y si no nos quedamos por el camino ya lo celebraremos con creces despues.
Zorixonak!! Blazquez jauna.
Ondo, ondo pasau inguruan dittuzun familiarekin.
Urte askotarako!!
Eskerrik asko, Koldo!