Por desgaste, por censura, por desconfianza o porque iba siendo hora, Andreu Buenafuente termina en Navidad su periplo de siete temporadas en Movistar+ con su Late Motiv, uno de los mejores espacios de la discreta oferta audiovisual. En realidad, es una adaptación de The Tonight Show, un clásico americano, conducido por cómicos ocurrentes que hacen entrevistas pactadas a famosos y recitan monólogos sarcásticos de actualidad entre risas, música y público en directo, del estilo de Jay Leno y Conan O’Brien. Aquí no hay gente de ese perfil, pero Buenafuente es una excepción, ni actor ni comunicador formal: digamos que humorista serio con peculiar capacidad de divertir.
¿Qué ha ocurrido para este final amargo? Algo se mueve en el canal #0, pero no desaparecerá según se vaticina en mentideros madrileños. ¿Prescindir de Iñaki Gabilondo, David Broncano, Emilio Aragón, Berto Romero, Javier Cansado y sus series documentales y de ficción? No, en Telefónica no se han vuelto locos. Para esta corporación la tele es estratégica y va más allá del fútbol. Saben que hay demanda de formatos audaces para un público nómada e inconforme. ¿Dónde están los creadores? España, importadora de contenidos, es un erial donde abundan los adaptadores de formatos, hay poca escuela de autores y un nulo sentido de equipo en la producción.
¿Ha penetrado la censura en Movistar+, como acusa Bob Pop, el colaborador más enjundioso de Buenafuente? A ver, amigo mío, la censura directa y la autocensura inducida existen desde el big bang de los medios, porque hay mucho Karajan para poca orquesta y algunos incordian por creerse imprescindibles. La tele es adictiva y promociona un ego mortal entre los mal nutridos de autoestima. Andreu recalará pronto en TVE, al igual que Messi se fue a París. Y no sé si entonces será el mismo o una versión menor.