Que la mayoría de los poetas escribe para otros poetas y que la mayoría de los pintores pinta para otros pintores es hoy en día una obviedad por mucho que se sigan suscitando discusiones acerca de qué sea la cultura y de cuántos tipos la hay. Pero cuando tenemos ante nosotros una obra de ingeniería o de arquitectura se suele traspasar una linea de sombra por cuanto a quienes las han realizado no les basta, para su reconocimiento social, con un book con unas fotos muy monas o una audaz presentación prezi: es necesario que las obras demuestren además su utilidad.
Me viene todo esto a la cabeza mientras cruzo, con mucho cuidado, el Zubi Zuri diseñado por Santiago Calatrava. Calatrava es, en este sentido, un buen ejemplo del ingeniero-arquitecto metido a artista-escultor que se olvida de que es ingeniero- arquitecto. Pues en efecto, el aludido puente, tras su inauguración hubo de ser sometido a numerosas reformas tanto para poder acceder al mismo ( ¡ increíble, pero sierto!) como para evitar descalabros en días de lluvia ( que como saben ustedes apenas si los hay en Bilbao). Reaccionó don Santiago jurídicamente y jurídicamente perdió. Otro sí ocurrió con su obra del aeropuerto de La Paloma de Loiu: al final se consiguió modificarla para conseguir que los viajeros no recibieran una ducha repentina en días de lluvia( que como saben ustedes apenas si los hay en Bilbao) al intentar, a saltos, bajar de la parada de taxis y entrar en la zona de «Salidas» y que , ya luego dentro, no patinaran sobre el suelo irisado que «reflejaba envolventemente la techumbre». Pero la lista de los fiascos del amigo Calatrava es largísima ( Palacio de las Artes Reina Sofia, Valencia; Puente de la Constitución, Venecia; Puente del Alamillo, Sevilla…) hasta tal punto que la plebe ha acuñado la expresión «Calatrava-te-la clava».
¿De dónde viene, pues esta pasión por tener «un Calatrava» (aunque sea a escala menor – pues siempre juega con las escalas- como el Itxas Aurre de Ondarroa)?
No lo sé…Como nunca me pude explicar porqué unos amigos míos, nuevos ricos a la sazón, tenían un dibujo de Picasso junto al inodoro…
(Por cierto, conozco a algunas gentes que escriben y pintan y que ya han pasado de la fase expresiva a la comprensiva…)