El 8 de julio de 1978, Germán Rodríguez fue asesinado de un balazo en la frente, pocas horas después de la entrada a tiros de la Policía Armada en la Plaza de Toros de Pamplona con el comisario Miguel Rubio a la cabeza.
No hace falta haber leído a John Le Carré para adivinar que lo que a lo largo de aquel día pasó en la capital navarra fue algo perfectamente organizado, tan perfectamente que todas las investigaciones acabaron en nada o bajo la excusa de una cadena de mando que se perdía en el infinito.
Germán Rodríguez fue compañero de clase en el colegio de los Hermanos Maristas, después colega del grupo de teatro que allí se organizó – de hecho tengo una foto en la que aparecemos los dos muy transidos recitando algo del Romancero Gitano de Lorca- y por fin, camarada de las reuniones clandestinas a las que venía representando a LCR , organización trotskista muy activa durante los últimos años setenta.
Aquel asesinato fue un aviso. Un aviso de que El Estado ,en el uso del monopolio de la violencia legal aún cuando no legítima (Max Weber dixit) actuaría con toda su capacidad de matar… En efecto, todavía se puede acceder hoy en día a un video en el que el mando policial Vulcano 2 ordena: «Tirad con todas vuestras fuerzas : no os importe matar»(ver abajo la referencia).
Todo esto ocurrió hace ya mucho tiempo, pero yo siempre recordaré a Germán recitando estos versos premonitorios, bajo la atenta mirada del hermano José María ( uno de los pocos que nos trataba como a seres humanos)…
Les clavó sobre las botas
mordiscos de jabalí.
En la lucha daba saltos
jabonados de delfín.
Bañó con sangre enemiga
su corbata carmesí,
pero eran cuatro puñales
y tuvo que sucumbir.
(El video: https://vimeo.com/73122792)