Son las ocho menos cinco de la mañana y enciendo el televisor para ver el encierro de hoy. Me reconforta oir la voz de Javier Solano, pero, poco a poco, comienzo a ver algunas imágenes curiosas en un in crescendo imparable. Así, primero veo a algunos «mozos» haciendo estiramientos más propios de una competición (no sé si olímpica); después un par de sujetos ensimismados persignándose una y otra vez compulsivamente; por fin, un tipo de rodillas con las manos alzadas hacia el cielo pidiendo ( supongo ) protección, ya que el semblante es mas bien trascendente.
Tras el último cántico, se abre la puerta de corralillo y comienza el encierro. Fiel a su estilo, Solano se mantiene en silencio. Hoy hay mucha gente y como siempre se ve a algún listillo que no se ha enterado de lo que es un toro y le pilla el morlaco por sorpresa o tiene la feliz idea de colocarse justo en la curva de la calle Mercaderes ignorando las leyes de la física y los principios de la encierrología pamplonesa.
Finaliza el recorrido y Solano retoma la palabra. La repetición, con aportaciones de imágenes de varias cámaras, es comentada ,como siempre, con oportunidad y delicadeza. El parte de heridos no aporta grandes novedades.
Tras un imprevisto anuncio comercial, una voz en off informa que en ese momento se va a contactar con el » corredor monitorizado». Ante mi sorpresa aparece un cincuentón al que se la ha colocado un pinganillo ( pero, ¿ no está ésto prohibido?) para medir sus constantes vitales mientras corría su tramo de la calle Estafeta. Así, en el lado derecho de la pantalla se ve al susodicho corriendo por medio de una imagen resaltada , y en la parte izquierda aparecen los datos: metros recorridos: 40; tiempo: 12 «; velocidad media: 12,5 km/h: pulsaciones máximas: 172; pulsaciones mínimas: 143; pulsación media: 170(?).
Apago el televisor y sin poder desayunar bajo con lo puesto a la calle. Necesito tomar el aire. Como dijo en su momento el propio Javier Solano: «El encierro puede morir de éxito. La televisión lo ha cambiado»
qué cosas son capaces de hacer los humanos; cierto que unos más que otros. Tal vez como dijese Montaigne. o tal vez lo he soñado y es que lo pienso yo, la humanidad no es posible sin el cemento uficador de la estupidez en sus diferentes variantes
una txapela te sentaría mejor que ese sombrero de cawboy.
Eta zuri ere? Txapela edo txano baten azpian dagoena emankorrena da…maitea