Mi amiga XY ( lo pongo así por lo que luego se verá) , lectora asidua de este blog, me ha escrito un email indignadísimo porque haya pasado por Valencia y no la haya llamado.
Le he tenido que confesar que, en realidad, no he pasado por Valencia ( aunque sí por Santander , lo juro por Snoopy) y que la entrada titulada «Al vent, la cara al vent» era en realidad un refrito de un viejo artículo puesto, eso sí, al día. Me ha contestado que le resultaba increíble, pues mi crónica …» ¡parecía tan real!».
¿Y qué podría parecer si no? Si no se alcanza la verosimilitud, este arte del escribir no tiene ( ni ha tenido nunca) mucho futuro. Y, por otro lado, es un poco sorprendente que ciertas personas con cierta formación continúen pensando que quienes escribimos siempre vamos con el famoso espejo de Stendhal a cuestas…¡Como no hubieran existido ni Ferdinand de Saussure ni Vladimir Propp( o Roland Barthes o Umberto Eco)! – por citar tipos de estudio obligado. Lo cual no quiere decir que lo que se escribe » no tenga nada que ver con hechos reales» ( singulares anuncios esos de «basado en hechos reales» o que» no tienen relación con personajes o hechos reales») sino que , como decía mi tío Julio Manegat con mucha sorna, si tal ocurre » es culpa de la realidad»
Así, hay quienes todavía se desasosiegan con el Libro del desasosiego de Pessoa – que por cierto vivía estupendamente- olvidando que él mismo decía que «O poeta é um fingidor». O que continúan pensando que Josep Pla era un señor muy amable que sólo quería hablar con pescadores analfabetos cuando , como han demostrado Xavier Pla o Cristina Badosa, todo obedecía a una puesta en escena rigurosamente preparada – lo cual no le quita ni un ápice al caracter maravilloso de su escritura.
No entender bien estas cuestiones lleva a confusiones mayores entre «la realidad», «la verdad» y otras tantas de ellas derivadas, pero todas impiden la experiencia literaria porque la religan a no se sabe qué trascendencia empírica o metafísica.
Por eso, querido lector ( y lectora , of course ), mi colega , mi hermano (y mi hermana, of course), he de confesarte que muchas veces he pensado en dedicarme sólo a la ciencia ficción para evitar más equívocos y que amigas como XY – ¡ tan queridas!-se agarren un cabreo.