Noto es una ciudad espectacular y lo es hasta el punto de que un paseo por el corso Vittorio Emanuele( no hay ciudad siciliana sin calle dedicada al primer rey de Italia) termina por parecer un recorrido turístico por un gigantesco set de Hollywood en el que el barroco ha tomado posesión de un sinnúmero de iglesias , conventos y palacios.
Sin embargo lo más espectacular se encuentra oculto en el por otro lado monumental ayuntamiento, palazzo Ducezio. Se trata del trampantojo que cubre el bello Salón de los Espejos. Pues , en efecto, nada más entrar la vista se va hacia una supuesta cúpula en la que un motivo mitológico clásico aparece rodeado de doce amorcillos y varias inscripciones en griego, latín e italiano. El engaño es tan perfecto que es necesario que la funcionaria que nos acompaña lo desvele, y aún así uno se queda con la duda.
No es fácil desprenderse de la idea de que se ha sufrido un engaño, aunque haya sido este bondadoso a fuer de artístico. Más bien mueve a reflexionar sobre cuantos trampantojos retóricos ( si se puede afirmar algo así) se reciben en el día a dia en la familia, el municipio y el sindicato ( por recurrir a una frase hecha de la democracia orgánica).
Por todo ello,y para compensar las amarguras que depara la filosofía (ciencia de varones de bilis negra, según Aristóteles), hemos decidido sentarnos en este Caffé Sicilia y tomarnos una par de ristretti con un canolo de crema para compartir.