Ha llegado la lluvia de la mano de un amplio frente que esta mañana avanzaba lentamente ocultando el sol radiante del amanecer.El espectáculo era muy hermoso pues la densidad opaca de las grandes y altas nubes compartía firmamento con una luz todavía rutilante y veraniega.
Un espectáculo por otro lado sobrecogedor al invertir el protagonismo de los seres humanos y convertirlos en efecto más que en causa. Mi paseo de hoy hubiera querido ser el de estos cúmulos y probablemente hubiera recordado aquellas palabras de Nietzsche – en su libro Sobre verdad y mentira en sentido extramoral– que siempre me han gustado y más cuanto más descontextualizadas: «En algún apartado rincón del universo centelleante, desparramado en innumerables sistemas solares, hubo una vez un astro en el que animales inteligentes inventaron el conocimiento. Fue el minuto más altanero y falaz de la “Historia Universal”: pero, a fin de cuentas, sólo un minuto. Tras breves respiraciones de la naturaleza, el astro se heló y los animales inteligentes hubieron de perecer».
Sí, » seres de un día» nos llamó Píndaro y también «sueño de una sombra», y por ello necesitamos tanto el calor de una mano – y abrazos y besos- porque la ocasión es fugitiva y el frío cósmico, eterno. Aprovechemos, pues, este breve tránsito…
N:B: (Trascendente que estoy hoy…I´m sorry)
Cada día me parece más claro que eres un lector que escribe