De Venecia a Bilbao pasando por Barcelona

 

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Vuelvo en  un vuelo nocturno tras una breve visita   a Venecia, en cuya Università Ca´Foscari he hablado, como casi siempre, sobre la literatura autobiográfica. Tampoco por allí se acaban de creer que lo que hay detrás de todo lo que se tilda de memorias, diarios y dietarios es tanta ficción como en una novela…Pero enfín, no hay peor ciego que el que no quiere ver. Y yo venga citar a Philippe Lejeune y a Paul J. Eakin…

Por lo demás , Venecia estaba petada. Marco  ( mi anfitrión) me ha comentado que el Ayuntamiento está estudiando seriamente la prohibición de acceso  a los grandes cruceros, pues ,  más allá de que la ciudad no da para tanto gentío,  esas inmensas moles rompen cualquier perpectiva  horizontal en una ciudad cuya mayor atractivo es justamente todo lo horizontal. No les vendría mal  a algunos munícipes de acá evaluar lo que se gana y lo que se pierde cuando una ciudad  entra en estos «circuitos» , aunque  ya sabemos que  en estos lares  comprender ciertas cosas  cuesta muchos años ( nuestra burguesía ha sido siempre un poco de la cuenta de la vieja). En cualquier caso, y a pesar de todo, no había problemas para encontrar  un baño donde aliviarse, algo que reivindicaba  el alcalde Azkuna para  los turistas que  visitan Bilbao en fin de semana.

Venecia fue tiempo atrás una curiosidad no siempre reseñable.  Montaigne apenas le hizo caso. A Goethe le interesaron más otros lugares.  Lord Byron recordaba fundamentalmente sus  baños en las aguas de los canales. Browning  se quejaba de que …¡ no le cabían  los paraguas entre las calles! Por Ruskin  ya casi no habría palacios ni iglesias pues siempre se mostró recalcitrante a las reformas monumentales.Y, en fin,  Paul Morand ya avisó de que una Venecia con  tren y carreteras de acceso acabaría devorándose a sí misma.

Pero , qué más da. Luego ya tendremos tiempo para lamentarnos    de haber sido postmodernos sin pasar por la modernidad ( No hay más que ver como se quitan y se ponen los tranvías con una alegría inusitada…. y con un gasto astronómico)

» Señor, tiene que recoger su mesita y enderezar el asiento. Estamos a punto de llegar a Barcelona » me dice una azafata altísima en la que no había reparado. Miro el reloj. On time. Escala rápida y a desayunar en casa.

(Grazie mille Marco e Sofia. Fino al prossimo appuntamento)

 

 

 

 

Publicado por

Vicente Huici

Sociólogo, neuropsicólogo y escritor.

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