La hija de mi amiga Laura acaba de cumplir trece años y, según me cuenta la madre , había pensado hacer una cena con tíos y primos . Se le ha ocurrido llamar a un restaurante recomendado y en , efecto, le daban una mesa para las nueve y media siempre que «se desalojara a las once», según le ha repetido hasta tres veces la camarera que le estaba tomando nota. A Laura, que es una vasca severa. no le ha gustado nada la insistencia y ha soltado: «Pero , bueno, ¿Es que nos van a invitar a cenar , o qué?» y ha colgado.
Como he comentado en varias ocasiones, en este país somos de entendederas lentas y nos cuesta mucho darnos cuenta de las cosas. Así , tardamos veinticinco años en percatarnos de que era mejor quedarnos con el mineral de hierro y transformarlo en unos Altos Hornos ad hoc, en vez de venderselo a carretadas a los ingleses; y otros tantos en atisbar que , justamente, el modelo anterior se iba a pique ( ya nos habían avisado desde Les Forges de L´Adour de Baiona) metiéndonos en el lío gordísimo de la reconversión industrial de los ochenta.
Ahora parece que bajo el gigantesco paraguas de titanio del Guggenheim, se va difundiendo el modelo del asalto al turista y, de paso, al indígena, un modelo ya muy bien ensayado en el sur de la península. El nuevo modelo se apunta al fast food de variante vasca, con barras interminables de pinchos pseudo-donostiarras – que los visitantes suelan llamar «tapas» confundiendose …¡de país!- que proporcionan lo que antes se llamaban «pingües ganancias» gracias a la hiperexplotación del espacio tabernero y a la hipoexplotación de mesas, sillas, mantelería y cubertería. Además , el modelo aparece legitimado intelectualmente por una teorización histórico-gastronómica( He de citar aquí por lo bajini al Basque Culinary Center, que Mikel detesta en fondo y forma.
Pero, en fin, si los mensajes que recibimos son: ¡ A las once , a la calle! ¡Si quiere más tiempo váyase a un gastrobar!¡Estamos aquí para ganar dinero!; ¿Cuánto tiempo necesitaremos para darnos cuenta del error de presentar un negocio de ocio como un simple negocio? ¿Otros treinta años?