«Unos Testigos de Jehová llegan a un pueblo perdido de Murcia y llaman a una casa. Se abre la puerta y aparece un viejecito de ojos casi transparentes. Los Testigos le hablan de sus creencias e intentan pasarle unos folletos. El viejecito los rechaza con educación y les dice: <<Pero vamos a ver. Si yo tengo la religión verdadera y no creo en ella …¿Cómo voy a creer en esa que no es la verdadera?>>».
Esto es lo que les ha comentado hoy Mikel a sus estudiantes tras mantener un debate sobre la evaluación o no de la asignatura de religión en las escuelas. La anécdota, por lo visto, fue recogida por Agustín García Calvo, lo cual que no la hace muy verosímil.
Pero, en fin, quería el amigo Mikel tratar de la funcionalidad de la religión en general. No ya de la más próxima y tradicional ( el catolicismo), o incluso de las ahora en alza como consecuencia de la inmigración ( el evangelismo o el islam); sino , y sobre todo, de las religiones civiles. Esas religiones que operan con recursos formales similares y que han sustituido o cooptado al Dios semita por la Nación o la clase obrera, o, incluso, más en nuestros días, por el Club de Fútbol ,y allí donde había misas hay hoy mítines y estadios, y donde había procesiones, manifestaciones.
Pero sus estudiantes no han entendido la anécdota – lo cierto es que hay que detenerse y darle un par de vueltas – y todo ha quedado en agua de borrajas.
Aún así lo ha intentado utilizando como último recurso un dicho atribuido a Javi Clemente, entrenador ad honorem del equipo local: » Yo soy de la Virgen de Begoña, del PNV, y del Athlétic «. Pero ni por esas. Tan sólo una alumna que en su día defendió la escuela nacional vasca en un debate , ha cabeceado como si hubiera comprendido algo.
«Así que creyentes somos todos y todas» -ha concluido Mikel- » porque como retrógradamente decía Émile Durkheim la religión es la forma elemental de la socialidad».Pero la única respuesta que ha obtenido – de la colega concienciada- ha sido: «¿Cómo se escribe el nombre de ese señor?»