Acabo de recibir un email de Marta, la filósofa. Dice lo siguiente:
«Querido Peli: Como bien sabes,sigo con interés tu blog de EL PASEANTE. Unas veces me gusta más y otras menos, pero ya me imagino que debe ser difícil mantener una cierta regularidad cuando además no te pagan por escribirlo. Si no llevo las cuentas mal has pasado ya muy de largo de la centena en las entradas. (Aquí vienen unas líneas recordando temas íntimos que no vienen al caso).En las tertulias apenas si hablamos de tus tochitos sociológicos, o de tus haikus o de aquellas columnas que tenías en Espacioluke que nunca nos has dicho porqué abandonaste. Pero todos y todas sabemos que tienes muchos archivos con originales de esa obra que en un momento te planteaste como un Doctorat d´État, esa que tu llamas MNEMÓSINE (Un tratado sobre la memoria) y que nosotros hemos apodado «La Summa Theologica».Así que ahora te voy a decir lo que no me atrevo a decirte a la cara como cuando ( aquí de nuevo alusiones íntimas): ¿Por qué no te metes de una vez por todas con la LSTh y dejas de desangrarte en esas pseudo-columnillas que sólo leemos amiguetes, ex-alumnos y ex novias? Ya no eres tan joven como piensas y tenemos que aprovechar el tiempo mientras haya luz, como decía San Juan y repetía Roland Barthes.En fin, espero que estas líneas no te hayan molestado. Por mi parte acudiré a nuestro desayuno de los martes como si no te las hubiera enviado. Un beso de aquellos. Marta».
Estoy tanto un confuso. Por un lado creo que Marta tiene toda la razón ,que debería unificar mis esfuerzos y así dejar algo que mereciera la pena. Pero también soy consciente de que escribo lo que me apetece y cuando me apetece, pues , en efecto, no me pagan y ya ni siquiera tengo que hacer mano. Y me apetece a menudo.No sé, quizá me basta con saber que algún colega se ha reído, que otro ha tenido una breve ensoñación, o que, como decía ayer la Sandino, le había venido bien para enfrentarse al día…del día a día.