Estoy dando mi paseo dominical con Mikel.El sol ha salido por fin y la ría fluye lenta, refulgente y plateada.
«¿Qué te ha parecido lo de Trump? «suelto como si hablara del tiempo.»Según las previsiones » contesta Mikel sin mirarme y como si también hablara del tiempo. «¿Y eso?»
Mikel se detiene bajo el Zubi Zuri ( protesto brevemente pero sin éxito por aquello de evitar alguna de las modalidades del «Calatrava te la clava»), se vuelve hacia mí y me apunta con el dedo índice de la mano derecha: » Tanto darle vueltas a la modernidad líquida y a la disolución de todo lo que era sólido, y mientras tanto un gran escualo como el de la película Tiburón, iba creciendo y engordando alimentándose de identidad suma, gran-nacionalismo, proteccionismo ralo, sexismo de siempre, viejo racismo y nuevo imperialismo… Ahí tienes a Trump, sí, pero también a May, a Putin, a Erdogan… Y, en fin, al ISIS… Así que frente a la delicuescencia ilustrada, siempre atenta a hacerle la cama a otro por aquello de mantener el respeto democrático,vuelve y con más fuerza, la vieja religión nacional».
Le aparto el dedo y le tomó del brazo como si fuéramos hermanos o seminaristas o las dos cosas a la vez. Continuamos nuestro camino. «¿Y qué se te ocurre? «.Mikel, que ya está desde hace años en fase post-poli-mili, me mira de arriba abajo y sonríe. «Bueno, la otra religión civil que nos ha sido otorgado conocer ha sido el socialismo. Y antes de que el nuevo gran-nacionalismo se convierta, como antaño, en nacionalsocialismo, yo apostaría por un neo-socialismo de pequeña nación, casi de connurbación…». «O sea, por aquí algo así como una Euskal Hiria…». «…Mikro-sozialista añadiría yo». » ¡Tú lo has dicho! »
En ese momento se ha escuchado un fortísimo graznido sobre nuestras cabezas. Nos hemos agachado y La Gaviota del Ensanche ha pasado en vuelo rasante sobre nosotros…