» Mano del otro / que rodea y / sabe ausentarse» es un viejo haiku procedente de mi libro Teoría del extraño movimiento ( 1985). En ese haiku se habla de la amistad, un modo de estar de los humanos que , a veces, por no tener muy claramente definidos sus límites, se sustituye en amor o se precipita hacia el desamor.
» Mano del otro » . La amistad siempre implica un otro o una otra . La cacofonía del término no puede ocultar la exterioridad que supone. Se trata de algo ajeno a nosotros mismos, encerrado en una piel impenetrable – si es penetrable ya no hay amistad -, autónomo y eludible. De aquí que la expresión » ser amigo de uno mismo » no sea sino una metáfora consoladora. Pero el otro supone también , en su condición de exterioridad, la posibilidad del contacto: el otro es siempre » la mano del otro», como lo es su mirada o su palabra.
» Que rodea y » . La amistad supone aceptación y en mucha más medida que el amor, pues en el amor se puede no-aceptar en muchas ocasiones . Y aceptación quiere decir atención y ocupación. Es decir un seguimiento cuidadoso de la vida del otro y un acompañamiento en su transcurrir. Aceptación quiere decir también escrupuloso respeto a esa vida y a ese transcurrir. O sea la asunción de que el otro mantiene su propia deriva . Y también, y consecuentemente, su propio discurso sobre su deriva: esto es lo que más hay que respetar para no jugar el papel de padres o de madres. Por todo ello la amistad siempre debe tener abierta una conjunción copulativa – una » y » , en este caso – y no puede cerrar episodios con puntos, con puntos suspensivos o con puntos y aparte.
» Sabe ausentarse» . Si saber ausentarse, desaparecer , es algo importante en las relaciones humanas, en la amistad se torna imprescindible: sólo el verdadero amigo sabe cuando tiene que marcharse. Y eso aún cuando dicho marcharse sea simplemente mantenerse en silencio, escuchando o compartiendo el silencio del otro. Sólo un verdadero amigo le puede decir a otro: » Hoy no quiero hablar, quiero que demos un paseo juntos » . Contra lo que pudiera parecer , saber ausentarse es la manifestación suprema de la amistad. Es la máxima aceptación del otro, una aceptación que llega hasta el límite, hasta la elusión.
» Mano del otro
que rodea y
sabe ausentarse»