(Año 2000 / Folios 54- 57)
Discusiones políticas. Tras una elogiosa presentación, dos afilados ponentes desgranan sucesiva y minuciosamente – con apartados del tipo a,b,c o 1,2,3 – sus análisis sobre la SPA (Situación Política Actual. El despliegue discursivo es magnífico: se comprueba que el pensamiento que se expone es tan denso como el aire que se respira en la sala abarrotada de antiguos setentayochistas.
Al final de la exposición queda muy claro porqué uno de los ponentes ya es catedrático y al otro sólo le faltan unos años – pocos – para serlo. El presentador del acto, ante la rápida constatación del anonadamiento del público, comienza a realizar una serie de preguntas que sirven a los ponentes para matizar , si cabe más todavía , sobre lo ya matizado. Interviene entonces alguien desde el público que habla de forma compulsiva causando un cierto estupor. Uno de los ponentes le recrimina paternalmente indicándole que el tema que plantea – algo relativo a unos presos – es un aspecto menor que no debiera tenerse mucho en cuenta. En este punto el presentador reasume sus funciones y descarga otra batería de preguntas. Los conferenciantes sonríen, se arrebujan en sus sillas y comienzan a responder reposadamente , uno tras otro.
Las preguntas y respuestas se van alargando y entrelazando , formando un tupido tejido en el que las voces de los ponentes y el presentador se confunden y superponen…De pronto un señor mayor, comienza a hablar en alto como si estuviera en el salón de su casa comentando una noticia de la televisión: » Palabras, palabras, palabras.Pero ¿ de qué sirven tantas palabras, tanta filigrana y saber hacer jesuítico, si después viene el primo de Zumosol y estampa a dos o tres contra el tobogán ? » .
Un silencio absoluto se extiende por la sala. Los conferenciantes se quedan mirándose de hito en hito como si fueran dos dibujos animados paralizados. El presentador, tras unos segundos de indecisión, intenta retomar la palabra pero uno de los ponentes le coge del brazo con tal fuerza que tiene que desistir.
Silencio. Discusiones políticas y el primo de Zumosol.