En los últimos días se han ido varios amigos y compañeros. En Madrid, María Teresa Román, colega de la UNED y buena conocedora del mundo oriental. En Bilbao, Andoni Kaiero, primera figura de la Sociología del Trabajo. Anteayer, Hasier Etxeberria, modelo de excelencia en el periodismo cultural…
Todas las muertes son lamentables, y más cuando nos son próximas. Pero no dejo de pensar que también pueden ser, en alguna medida, oportunas, ante el negro futuro que se abre frente a quienes nos quedamos por aquí.
Pues uno de los profetas mayores de nuestra época, quien , por ejemplo, predijo el desmembramiento de la URSS, el ex-presidente iraní Mahmud Ahmadinejad, ha pronosticado una tercera guerra mundial en los confines de Asia, una guerra que, en su opinión, redistribuirá políticamente el mundo, tal y como ocurrió tras la guerra mundial anterior que dejó un rastro de no menos de cincuenta millones de muertos. El rearme masivo, el incremento de los presupuestos de defensa, el Brexit, la reimplantación del servicio militar obligatorio en algunos países- como Suecia- y , por fin, el ascenso de líderes populistas y altaneros así lo predispondría.
Y me he acordado de aquel verso del asesinado Federico García Lorca que decía:
«Voces de muerte sonaron cerca del Guadalquivir»
Un poema que yo recitaba en el escenario del salón de actos de los Hermanos Maristas de Pamplona, cuando tenía quince años, junto con el también luego asesinado en 1978 ,Germán Rodríguez.
«Voces de muerte sonaron…» ¿Seremos capaces de que no suenen? Antes de responder, miremos directamente a los ojos a nuestros hijos e hijas…
