Por estas fechas de 1977 ya había salido el número 4 de EL CÁRABO- Revista de Ciencias Sociales. EL CÁRABO fue fruto de la iniciativa de una serie de profesionales y universitarios situados a la izquierda del PSOE ( que tenía su propia revista: ZONA ABIERTA, dirigida por Ludolfo Paramio) y que pretendía participar en las discusiones teóricas que se generaron durante la denominada Transición.
EL CÁRABO tenía una estructrura territorial y a mí,siendo el más joven , me tocó la Secretaria del Consejo de Redacción de Euskadi. La revista tuvo sus más y sus menos y, al cabo, sucumbió a la guerra de guerrillas de la época: primero salieron los trotskistas, luego los consejistas …y al final se disolvió el grupo originario.
Sin embargo, y a pesar de todo, para mi , veinteañero, fue un lujo leer todo lo que me tuve que leer, asistir a las reuniones y seguir las discusiones porque los interlocutores eran de lo mejor que entonces se podía encontrar. Así, dirigía la revista Joaquín Estefanía Moreira, excelente economista que todavía nos ilumina con sus brillantes artículos y mejores libros, y que luego fue director de EL PAIS. O Pep Subirós, recientemente fallecido,tenaz polemista que más adelante se pondría al frente de una revista mítica, EL VIEJO TOPO que compartía kiosko con las no menos míticas OZONO y AJOBLANCO. Y, cómo no, la tríada magnífica que teníamos en el País Vasco: Paco Letamendia, Ramón Zallo y Jon Juaristi, que ya entonces dieron y aun hoy en día dan que hablar más allá de sus diferentes y controvertidas derivas. Éramos por supuesto muchos más, entrando y saliendo: Joaquim Jordá, Enrique Alonso Quintás, Miguel Castells, Miguel Lacasta, Luciano Rincón, Rodrigo Bercovitz, Julio Rodríguez Aramberri, Carlos Prieto, Juan José Castillo, Julio Pérez Perucha…
Echando una ojeada a aquellas publicaciones se puede llegar a comprender de dónde salíamos, a dónde se pretendía llegar y en qué nos hemos convertido. A algunos ( y algunas) remirar estos viejos papeles les parecerá una pérdida de tiempo, a otros ( y otras) les recordará a «batallitas del abuelo»…Pero, yo estoy muy agradecido de haber estado en medio de todo aquello y lo estoy porque soy muy consciente de que me enseñó el valor del trabajo intelectual y de la discusión (política, de verdad), ahora que tengo la sensación de estar rodeado de banalidades…terribles.