«El sabio no tiene benevolencia alguna / el pueblo es para él como perro de paja» dice Lao Zi en XLIX(V). Y en esa senda de la adaptación social que confunde lo natural con lo político- luego individualizada en su absorción por el budismo zen- tan poco puesta de relieve por los modernos à la page, hay un partido político que hace de lo político lo natural con una eficacia escandalosa.
Así, si en Madrid «hay que respetar las decisiones judiciales» cuando se condena a una twittera de instintos adolescentes, en Caracas las decisiones judiciales – y aún de un Tribunal Supremo- se califican como «golpe de Estado», y, por fin , en perfecto equilibrio, en Murcia, las correspondientes decisiones judiciales » hay que tomarlas con precaución».
Es de suponer que si Montesquieu levantara la cabeza se llevaría un buen susto – y que probablemente, ahora , Tocqueviile añadiría un apéndice a su La Democracia en América– pero con todo, no acertaría a comprender cómo el pensamiento político occidental después de haber ido derrochando superioridad y haste desprecio de la mano de Hegel y Weber, habría podido asumir estos principios orientales tan velozmente y con tanta eficacia ( que diría el sinólogo François Jullien.
Pues, ¿acaso este otro parágrafo del Lao zi no nos recuerda a alguien?: «Quien practica el no-obrar/ todo lo gobierna»-XLVII(III).
Será la globalización. Algo que ya comenzó cuando un presidente de gobierno se divertía repitiendo muy serio aquello que dijo El Pequeño Timonel Deng Xiaoping: «No importa que el gato sea blanco o negro; mientras pueda cazar ratones, es un buen gato.» Al parecer , la frasecita, que , en un principio valió para pergeñar la transición del comunismo al capitalismo ( que venga Paul Sweezy y lo vea ), adquirió por otras latitudes una ampliación semántica respetable, convirtiéndose en algo que ya vale tanto para un barrido como para un fregao, sea en Caracas , en Madrid o en «Murcia a tope» .