Me comenta la Florio desde Venecia- a donde ha acudido a un Congreso- que ya apenas si se puede pasear por sus calles como no sea de madrugada. De hecho, a pesar de que se ha prohibido la entrada de los gigantescos cruceros, las mareas de turistas que llegan desde Mestre hacen la ciudad más impracticable que el aigua alta.
Me suena que en Barcelona el Ayuntamiento está debatiendo tambien limitar el número de visitantes y, otro sí, en Donosti, donde los indígenas se quejan de no poder ni ir a comprar el pan tranquilamente durante el verano. En la radio oigo, por otro lado, que ,dadas las colas de personal que se montan para subir a San Juan de Gaztelugatxe- sobre todo después de ser utilizado en el rodaje de Juego de Tronos– a lo mejor ponen una taquilla y a lo peor..¡ Un funicular! Pero, entre tanto, cosas del desarrollo desigual, en Getxo se desviven porque atraquen barcos cada vez más grandes…
Y me pregunto si esta manía de moverse no intentará compensar la insatisfacción profunda que debe producir la horizontalidad contradictoria por virtual que generan las redes sociales , en las que todo «está-a -la-mano» sin estarlo verdaderamente. Algo similar a ese deseo de muchos y muchas de vivir intensamente el momento- momentu itzelak!, oyes- de tan anodina y rápida que se ha vuelto la cotidianidad omnipotente.
Y no dando lugar a discretos viajes físicos -por ese barrio desconocido de nuestra propia ciudad- ,ni metafísicos – leyendo ese libro tantas veces postergado-, ni a secretas duraciones que se paguen más de extensiones que de intensiones, como la lenta contemplación de un atardecer veraniego desde el banco perdido de una calle solitaria…
Desde el banco perdido de una calle solitaria…
Qué bonito escribes.., te acabo de descubrir.. y me encantás, esa frase encierra mucho, muchas sensaciones, mucha paz, mucho aprecio por las cosas sencillas de la vida, las únicas que tenemos siempre gratis y al alcance de la mano, del pie en este caso, paseante.
Estaré todo el día y parte de los siguientes con esa frase girando en mi cabeza.. con todo lo bueno que ello implica, qué comienzo de domingo más bueno e inesperado, sorpresas te da la vida..
Muchas gracias y feliz domingo,
ondo ibili!!!
«como la lenta contemplación de un atardecer veraniego desde el banco perdido de una calle solitaria…». No hay duda, está usted enamorado. ¡Oh…..l’amour!
Sí, pero como diría Pla, de un árbol, de una hierba…
Muchas gracias a ti por el comentario.
Lo de la hierba, más bien de su olor, creo que lo dijo cuando alguien le comentó que bebía mucho y que en el camino de vuelta desde Palafrugel (bar Sport) hasta Llofriu podría caerse y él le comentó eso de que, mejor, así podré oler la hierba mojada junto a mi cara. Todo un tipo.
Y también es un comentario que hizo en la famosa entrevista de TVE, al preguntarle sobre el amor…