Escribo desde Salamanca a donde he acudido a un macro congreso sobre metodología cualitativa. Supongo que a la mayor parte del personal lo anterior le sonara a chino, pero, en realidad, se trata de algo muy fácil de comprender: nos estamos dedicando a matizar, una vez más, si a la hora de investigar a los seres humanos, individual o colectivamente, son aplicables los métodos que se aplican en el estudio de la naturaleza.
Sobre esta cuestión, ya dijo Max Weber que no, que el estudio de lo humano precisa de modelos alejados de los utilizados en la naturaleza, ya que esta última muestra leyes, repetitivas hasta cierto punto ( así, en las rutas de los astros o en el transcurrir de las estaciones), mientras que los humanos son también, hasta cierto punto, imprevisibles ( dicen que Luis XVI dijo en 1789 : «los franceses no harán la revolución en verano, porque en Paris hace mucho calor». Hoy los términos de la disputa han variado porque la naturaleza tiene más irregularidades de las que se pensaban o porque el acceso a algunos de sus fenómenos es muy aproximativo desde el principio de incertidumbre de Heisenberg, y, por otro lado, porque , según las neurociencias, la conducta de los seres humanos es bastante más previsible de lo que se estimaba y no sólo por la influencia socio-educativa…
Así que de todo esto, de todas las contraposiciones entre lo lógico de la ciencia «pura» y lo analógico de la ciencia «social»( por ejemplo) debatimos mañana , tarde ( y noche), si bien este debate está cuarteado cada dos por tres por cuestiones como la ANECA, los Planes de Bolonia el reconocimiento de los tramos de investigación, o la dificultad de las publicaciones en este nueva era digital. Para muestra dos botones: Un conocido catedrático recibió como respuesta a su propuesta para publicar un ensayo en una reconocida editorial que » aunque usted se pague la edición, no podemos asumirla porque los gastos de almacenamiento de su libro superarán a los previsibles escasos ingresos generados por su venta»; y otro sí, una joven profesora asociada recibió una cariñosa carta de un revista de nombre anglosajón e irrepoducible en la que se interesaban por la publicación de una ponencia presentada en un reciente congreso, y ella aceptó, recibiendo una rápida contestación en la que se adjuntaba la cuota de dólares por palabra que , generosamente, le aplicarían…
«Quod natura non dat, Salmantica non praestat» (» Lo que no da la Naturaleza , no lo presta la Universidad -de Salamanca») decía un dicho muy antiguo. Pero teniendo en cuenta lo visto y oído, parece haber mucho despabilado ( y despabilada) que no «triunfa» por sus incapacidades» sociales», y mucho tonto ( de esos de quienes en Navarra diríamos que «le falta un hervor») que siempre está en la pomada e, incluso, puede llegar a ser Rector…o Ministro.
¡Cómo se lo pasan ustedes los profesores don Vicente! Después de dos veces leído el escrito tengo más dudas que al principio sobre si es más previsible el comportamiento futuro de la naturaleza o, por el contrario, lo son el de los seres humanos. Dan ganas de decir aquello de «es posible que sí» también «es probable que no» pero lo más seguro es que «vaya usted a saber». Lo que sí tengo claro es que me gustó más el aula de Fray Luis de León que la del atormentado y furibundo don Miguel de Unamuno, y su casa mucho menos ¡Qué le vamos a hacer!
En efecto…¡Vaya usted a saber!