Hoy, 31 de agosto, fiesta tan señalada para ese trozo de Iparralde denominado Donostia, las teclas de mi ordenador han alcanzado sus cuatrocientas entradas en este blog.
Cuatrocientas entradas son unas cuantas, sobre todo cuando no se preveía más allá de un ciento y eso como mucho, pero esa pasión tan bien detectada por Roland Barthes en el tantas veces recomendado La preparación de la novela, y denominada «scripturire» o «manía de escribir», ha podido más que yo mismo, mi apuesta y mis expectativas.
Entro ahora en una nueva etapa de mi vida que algunos han llamado dorada acaso por el color de las tarjetas de crédito que, supongo, tendrán. Entre mis teclas se acumulan escrituras varias, unas todavía reclamadas por la Academia- Professor que soy- sobre ese tipo que me he inventado y he llamado » zoon elektronikón» ,y que pretende caracterizarnos; otras, generacionales y siempre pendientes – la mayor parte repetitivas hasta la obsesión desde el asesinato de Germán Rodríguez en los sanfermines de 1978; y unas últimas, por fin, mirando hacia Oriente , rebotando entre China y Japón y aterrizando de vez en cuando…en Sicilia.
Ya se verá qué le depara el futuro a mi corrector de estilo. Sea lo que sea, compartir estas 400 escriturillas ha sido un placer.
A ver si de vez en vez vemos esas «generacionales y siempre pendientes»
A ello me voy a poner, querido Antonio. Un abrazo.