Si nos atenemos a las propuestas de Erwing Goffman, nuestra vida cotidiana es un a modo de sucesión de presentaciones dignas de un repertorio teatral. Pero admitido lo anterior queda entonces en el aire la eficacia de lo teatral mismo en cuanto que arte del teatro y quien dice teatro podría decir cine y , en general, ficción.
De todo esto charlaba ayer por la tarde con un buen amigo mientras nos tomábamos unos gin-tonics ( el mío rebajado) en el Iruña .Y lo hacíamos , además, colocándonos en este mundo de hoy en el que las redes sociales – pero también muchos medios de comunicación- no saben o no pueden distinguir lo que se ha venido en llamar «fake news», esas ficciones que pasan por representaciones pseudo-verdadosas de lo falso que pueden – dicen- hacer ganar unas elecciones ( o perderlas) o desencadenar una guerra.
Y concluiamos, gin-tonics mediante, que nos sentíamos más partidarios de la ficción confesa y evidente, naturalista, surrealista o incluso ciencia-ficcionista, antes que permitir que el romo realismo con pretensiones documentalistas intente pasarnos por verosímil lo que habitualmente nos resulta inverosímil con un poco de atención y reflexión.
Así que a la salida, nos prometimos ver menos telediarios , hacer una buena limpia de «amigos» en el FB y en TW y , por fin tirar de más películas… y de paseos por el vecindario…
jaja. Muy bueno.