Como a ninguna de sus otras películas a esta última de Armando Ianucci – La muerte de Stalin– no hay que ir en busca de ninguna «verdad» y menos » histórica.
Pues para este correoso director escocés la hipotética verdad de la historia no es sino una historia de la posible verdad y además siempre en clave humorística.
Así, ya se regodeó – y a fondo- de los avatares de la política exterior británica y norteamericana en su despiporrante In the loop contando con la presencia de lo mejorcito de la escena inglesa y de un inenarrable James Galdofini haciendo de general que jugaba a los soldaditos como si tuviera siete añitos.
En La muerte de Stalin, Ianucci da tal giro al acontecimiento que da el título al filme que todo da en una farsa historicista que ha molestado hasta al mismo Putin que de tan anti- soviética la ha visto anti- gran-rusa – y algo sabrá el colega después de haber dirigido el KGB. Aún así la farsa tiene un tono inferior y apenas si consigue levantar alguna carcajada ocasional y, además, entre tanta conspiración y votación, se hace demasiado larga…
Segundas partes, dicen, no son buenas. Así que yo me quedo con la primera que todavía andará por ahí circulando en video. Y si se puede ver en versión original, mucho mejor para calibrar la dimensión escatológica – en los dos sentidos- de los retorcidos tacos que se sueltan a diestro y siniestro.
estuve allí, y es todo mentira lo que se cuenta y se ha contado. Una muerte que a todos nos llega, Lenin muy mal y sin moverse pero su compañera inseparable le cuidó hasta el final. Murió en el año 1939 con setenta años.
Stalin murió dignamente y no como el fascista miedoso Hitler que se pegó un tiro, o el dictador Franco que murió en la cama despúes de vaivenes encamados y entubados entre el Pardo y Hospital madrileño.
La gente tenía miedo al tirano? Stalin cuando agonizaba tirado en el suelo?….algunos temblaban. Yo no, y con mi ayudante le posamos tranquilamente en su cama. Algunos clamaron despues que habia muerto un asesino y uno de ellos Cruchef o algo asi pues cogió el mando.
Y el funeral por el gan dictador Stalin fue inmenso y está visible en los videos por internet. Franco no lo tuvo; el mayor asesino y cobarde aleman de toda la historia Adolf Hitler, tampoco.