Ayer por la tarde asistí a la presentación de la obra Todos llevan máscara . Diario 1995- 1996, de Laura Freixas, en la librería Louise Michel de Bilbao.
Fuí el único varón – no hablo de género– que se quedó hasta el final, pues el otro abandonó antes y quedéme sólo entre una veintena de mujeres – insisto en que no hablo de género .
La sesión fue para mí una suma de inocencias compartidas e inesperadas. Así lo relativo a la supuesta transparencia y verdad de los diarios – que ya una legión de críticos( desde P. Eakin hasta R. Barthes, pasando por X. Pla) y críticas (como B. Didier) ha puesto en solfa- o el descubrimiento del sadomasoquista sistema literario ( P. Bourdieu ) que ha excluido y excluye a las mujeres, pero también a muchos varones …Temas estos ,pues, y otros aledaños ,manidos por un lado y muy trabajados por el otro.
Y todo ello sin insistir demasiado en la virtualidad de ser mujer y en la potencialidad de esa dimensión como acaso hubiera sido más interesante y probablemente necesario: una oportunidad perdida y más en un lugar que se presenta como una librería alternativa.
Pero, en fin, todo lo anterior acaso sea tan sólo la crónica herida de un varón vasco heterosexual y monógamo moderadamente sucesivo que siempre espera más discusión y menos autocomplaciencia en estas tenidas ya tan poco frecuentes…
¿Quedéme? don Vicente?
Oui, mon ami…
Así ¿con tilde y todo? ¿No es palabra llana que termina en vocal?
Me quedé…Quedéme..
Un arcaísmo
«Quedéme y olvidéme
el rostro recliné sobre el amado;
cesó todo, y dejéme
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado
Me da que va a tener usted razón don Vicente. Conocía estos versos de San Juan de la Cruz pero pensé que esa forma de escribir eran cosas del pasado y no de ahora.
Muy actual en Asturias… Lo de «quedéme» digo… 😉