Asistí ayer a la presentación de No te pongas nerviosa de Jone Martínez Palacios en la librería Louise Michel de Bilbao.
Ante un público predominantemente femenino- varones declarados sólo parecía haber otro y el que suscribe- la joven profesora de la UPV explicó con aire didáctico y ordenado las diferentes partes de su nueva obra que intenta ser un estudio contextual y estructural -genético de una expresión aparentemente banal como lo es el » no te pongas nerviosa» aplicada , obviamente y por lo general, a las mujeres.
Desglosando con detenimiento su método de trabajo y la importancia que han tenido en su genealogía los textos de algunos filósofos clásicos ( citó a Platón, a Kant, a Voltaire y a Rousseau) y varias referentes del feminismo político, y con un excurso final dedicado al episodio terrible protagonizado por «La Manada» y el juicio consiguiente, una de las conclusiones finales fue la desestructuración foucaultiana de » la serenidad» que se presentó como un valor eminentemente masculino frente a «la nerviosidad» femenina.
El debate posterior tomó este aspecto como ocasión de una reiterada deriva sucediéndose, como suele ser en estos casos, intervenciones testimoniales que, por lo común , hacían más bien apología reivindicativa de la mentada nerviosidad apuntando en ella hasta acaso un elemento identitario.
Nadie intervino desde un punto de vista un poco más crítico, no ya por ejemplo, en el sentido de haber obviado a Freud y al psicoanálisis que hubieran dado mucho juego, sino en la cuestión quizá medular de si se debe rechazar todo atisbo de serenidad por haber pertenecido o pertenecer a la doxa y a la hexis masculina o masculinizante ( Bourdieu), aunque este último aspecto pueda ser a lo mejor , tema ( en el sentido original de insistencia) para otro libro.
Aún así, el libro parece derrochar originalidad y un buen tratabajo sistemático y, en consecuencia, para mi fue un gran placer poder constatar que entre las nuevas generaciones del mundo universitario hay vida inteletual palpitante y no sólo preocupaciones y ocupaciones tecnocráticas y gremiales…Y también , que hay lugares como esta librería Louise Michel, de nombre tan evocador, donde se puede hablar todavia de cuestiones como esta…
Muy bonito, aunque se me escape algún concepto. Da gusto leerlo y sí, esa librería tiene alma…