En una reciente mesa redonda sobre las Nuevas Tecnologías y la Vida Cotidiana, uno de los participantes respondió a una de mis intervenciones diciendo » ¡Ya no estamos para filosofías!».
La frase la pronunció alguien que posee el título de Doctor, pero el gesto que la acompañó resultó muy tabernario: algo así como » déjate de chorradas » o » basta ya de pajas mentales». Sólo le faltó hacerme una higa.
No soy yo de quienes olvidan el célebre » primum vivere, deinde philosophari» , de fácil traducción, pero en esta hora de radical horizontalidad informativa, tener criterio , es decir capacidad de crítica ( o sea, etimológicamente, de juzgar) es la única salida para mantener la cordura y no limitarse a enrabiarse ante lo que ocurre, como bien comentaba el escritor Aurelio Gutiérrez sobre una columna anterior. Pues la rabia es la respuesta a los problemas que nutre, añadía yo, todos los populismos.
Y esa capacidad de tener criterio, de poder ejercer la crítica, ha procedido siempre en nuestra cultura de la reflexión y particularmente de ese procedimiento de reflexión ordenada que ha sido y es la filosofía.
Por todo ello, espero que el proyecto del actual gobierno español – con la anuencia de todos los otros gobiernos realmente existentes- de incluir una asignatura de Filosofía en primero de bachillerato y otra de Historia de la Filosofía en segundo , ambas dos con carácter obligatorio, pueda salir adelante.
Aunque siempre habrá gentes, incluso con estudios superiores y en su más alto grado que hablen – y piensen- como si estuvieran en una taberna cualquiera y se quejen de todo al calor de un mal vino…