El paseo de ayer me llevó hasta el magnífico Salón de Actos de la Biblioteca de Bidebarrieta, antigua sede de la sociedad liberal «El Sitio», donde había un debate bajo el título de «La creación como vocación» entre Miriam Ocariz y Miguel Zugaza.
La sesión careció de brío por la anuencia mayor de los contertulios, pero aun así salieron temas sugerentes algo derivados de la propuesta inicial que se esfumó a los cinco minutos.
La diseñadora Miriam Ocariz – que expone en la actualidad en la Sala Rekalde – confesó su temprana vocación por la moda- ya desde su adolescencia como nadadora impenitente en el selecto Club Martiartu- que siempre vió como una aplicación de su pasión por el dibujo.
Zugaza , director del Museo de Bellas Artes tras su paso por el mismo cargo en el Museo del Prado, elevó el punto de mira para señalar la importancia de la creación artística ( citó el centro BilbaoArte en varias ocasiones) apuntando que una ciudad – se refirió a Bilbao- no puede ser sólo un escaparate de centros culturales y de museos en los que » hay arte y otras cosas » ( sic) . Se lamentó así mismo del cuantitativismo – según el número de visitantes – con que se evalúa a los museos , sin reconocer su labor informativa ,formativa , conservadora y restauradora del patrimonio cultural. Y echó en falta públicamente una crítica del arte a la altura de las circunstancias. Al cabo, apostó también por una clara ley de mecenazgo que facilite la actividad artística y , en general, cultural. En fin, que demostró, como se puede ver , tener las ideas muy claras sobre las tareas pendientes- y tuvo el detalle de omitir sus planes de ampliación del Bellas Artes – algo que sin duda aprendió de su padre Leopoldo, factotum de la actividad cultural de estos lares en los años difíciles del tardo-franquismo.
Por lo demás, al hilo de las preguntas, se evidenció la necesidad de seguir dando vueltas a estas cuestiones si acaso con interlocutores más distantes en sus puntos de vista y con una dinamización más ágil.
A la salida, llovía. Ella fumaba un cigarrillo.Y no se porqué me acordé de » Miña terra galega,
donde el cielo es siempre gris…»
¡Hay que ver que bien entiendo los versos en gallego!