Uno de los elementos distintivos de los establecimientos escolares privados ha sido el uso de uniformes. No es preciso tener grandes conocimientos etimológicos para saber qué significa «uniformar», pero se suelen obviar sus connotaciones.
Así, uniformar es a la vez igualar y diferenciar. Igualar dentro del grupo al que se pertenece no permitiendo, en este caso a través de la ropa, que se manifiesten las diferencias de renta y capital cultural. Y diferenciar, respecto de los grupos ajenos, mostrando una peculiar identidad, también escalada según la opinión pública historiada.
Ha habido casos, es cierto, en los que el uniforme también ha sido adoptado por colegios públicos, con los mismos fines que los apuntados, pero añadiendo razones de economía dineraria y simbólica.
Pues bien, la dirección de un colegio religioso concertado de Bilbao ha decidido que , a partir de ahora, niños y niñas vistan pantalones obligatoriamente, suprimiendo la falda de la uniformidad.
La polémica se ha levantado de inmediato y se han escuchado argumentos a favor señalando el «carácter sexista» de la anterior uniformidad y también en contra, bien porque la medida no ha sido previamente consultada con las partes, bien porque simplemente va contra una tradición muy asentada.
A poco que se reflexione sobre la cuestión, lo lógico hubiera sido dar libertad dentro de la uniformidad y que las chicas hubieran podido usar faldas o pantalones según su criterio o gusto y que los chicos hubieran podido usar faldas o pantalones en las mismas e igualitarias condiciones.
Ya…Me temo que la imagen de un colegio de las características señaladas hubiera sufrido un vuelco de admitir que los chavales pudieran presentarse en clase con su kilt actualizado y que este aspecto habrá inclinado el fiel de la balanza en el criterio final de la decisión…Aunque , de hecho, ya ha habido experiencias al respecto, y no han salido nada mal.
Pero, habiendo sido los pantalones uno de los atributos tradicionales de los varones- no hay más que recordar aquel: «¿quién lleva los pantalones en casa?» , la obligatoriedad de que los lleven las chicas ¿no suena a triunfo, una vez más sutil, de eso que algunas han denominado heteropatriarcado?…
Don Vicente, hay una parte de esta sociedad en la que vivimos que se está volviendo gilipollas, así, con todas las letras. Hay cosas que me sacan de quicio. ¡Qué manía en decir a la gente lo que tiene que hacer y como ha de comportarse!
No ha podido estar usted más acertado, don Antonio…Gracias por el comentario.
Dudo mucho que la justificación dada por el colegio de adaptación a los tiempos sea el motivo real de esta decisión. Me parece que el fin es pueramente económico, unos años en los que evitas el traspaso de uniformes entre familiares y amigos. Con lo que si se están adaptando a los tiempos es con lo de «imponer», algo muy de moda. Tambien van a la vanguardia en lo de las prohibiciones, como la de jugar a futbol en los recreos, parece ser que embrutece y sobremasculiniza a nuestos hij@s…..en fin, cuantas tonterias nos quedan por sufrir….