Desde amistades próximas hasta lectores (y lectoras, of course) lejanos, pasando por gentes de la colchoneta ( que se decía antes), e incluida , a veces, mi señora esposa, me llega a ritmo de vals el reproche de que el tono de estas croniquillas oscila demasiado entre la apología inmerecida y la crítica exarcerbada y exacerbante. O sea, que a veces me muestro babeante frente a algo o alguien y, acaso a continuación, mosca cojonera donde las haya. Para conjurar estas variaciones olímpicas, los susodichos ( y susodichas, of course) me reclaman prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Y si no puedo cumplir con todas estas cardinales virtudes, que me calle y punto.
Confieso que lo he intentado todo. He buscado el equilibrio interior sentado sobre un zafú meditando bajo la mirada de Taisen Deshimaru, y también bien armado, cual Atenea promakos, de la sindéresis de don Baltasar Gracián, cuyo Oráculo manual y arte de prudencia ha sido, es y será libro principal de cabecera. Otro sí recurriendo a las dosis oportunas de ISRS varios, pero ha sido en vano. Por fin, ante tanta impotencia acumulada, me he callado y he dado comunicación de ello.
Pero impulsado irracionalmente por aquello que Roland Barthes rescató en su momento de Sidonio Apolinar como «scripturire» que no es sino “aquella diabòlica mania d’escriure” de la que hablaba Josep Pla y que muy oportunamente me recordaba hace poco ese fiel lector que es don Antonio Gutierro, he caído de nuevo en el pecado y he vuelto a la tabarra, dispuesto a hacerlo hasta que me lleven entre corchetes.
Pero , ¿cómo no voy a hacerlo cuando oigo decir a quien pretende ser presidente del gobierno español que Guecho está en Guipúcoa, que tras la crisis hacen falta ya cuatro generaciones para que se pase de la condición de obrero a la de medio-burgués, que los gurus de Silicon Valley crían a sus hijos sin pantallas, que Bertín Osborne debió haberse enamorado de mi madre…o, que, poniéndome en plan de mi admirado Quim Monzó , en los nuevos coches de policías varias, no caben los respectivos agentes? ¿Eh?
Querido Vicente:
Yo me quedo con tu último párrafo (quizá sea por la edad, o la experiencia, probablemente por ambas).
Cuando veo algún concurso por televisión y escucho las preguntas de cultura general, me entra una depresión tremenda. Pero claro, si luego oyes las proclamas de nuestros líderes, pues le encuentras sentido a todo ello.
Ya lo dijo el mencionado Gracián: «El primer paso de la ignorancia es presumir de saber» y así nos encontramos con quien quiere ser Presidente y luce sus méritos académicos (aprobar en cuatro meses 12 de las 25 asignaturas de Derecho el mismo año que fue elegido diputado, no está al alcance de cualquiera).
Y siguiendo con Gracián: «Más valen quintaesencias que fárragos» que es la táctica a seguir por sus aliados en Andalucía y exmilitantes, en muchos casos, del «nuevo» partido VOX y se despachan con eslóganes directos como: «Derecho al uso de armas de fuego para defensa personal», «Levantar un muro en Ceuta», «Cierre de Mezquitas». «Acabar con los conciertos económicos de País Vasco y Navarra», etc…
Es decir, igualar a los ciudadanos del Estado pero por abajo,o dicho de otro modo, reducir el bienestar de todos al nivel del de las zonas menos favorecidas, en vez de impulsarlo hasta alcanzar al de las zonas más adelantadas.
¡País! Que diría Forges.
Querido Luis Ángel, gracias por el comentario…¡tan acertado!