Ahora que , por fin, parece que el Parlamento británico , tras largas y matizadas votaciones, no ha decidido nada sobre la salida de Gran Bretaña de la Comunidad Europea, abocándose a una caída libre, puede ser también el momento de que Europa, y una gran parte del mundo, se libere del inglés como lengua imperial e imperiosa de necesario aprendizaje y cumplimiento.
Y es que resultaría una gran paradoja mantener la preeminencia de dicha lengua cuando ya no sea sino francamente minoritaria – tan sólo se utilizaría en Irlanda.
Pero, y entonces, ¿ qué lengua la podría sustituir como común a Europa? Un amigo, con el que suelo tomar café de vez en cuando, lo tiene muy claro: el latín.
Ya veo, ya , la sonrisa inmisericorde en tu rostro, querido lector, querida lectora ( sin of course), pero antes deberías escuchar las razones de este mi también querido amigo.
Y pues dice que es una lengua muerta muy viva y no sólo porque en ella continúe escrito casi todo lo nuclear de Occidente , sino porque pervive ocultamente en el léxico de la mayoría de los idiomas que usamos, hasta en los ajenos al tronco indoeuropeo.
Otro sí ,que su aprendizaje, a más de sustanciar por lo anterior los idiomas mentados, no resultaría particularmente más dificultoso que otros , por ejemplo, los sajones,pudiendo convertirse , además, «en una alternativa de activación neuronal para las gentes menos duchas en matemáticas» ( sic).
Y, por fin, que así la identidad europea daría un paso de gigante sin desligarse de sus raíces ni inventar un nuevo idioma, como fue la pretensión sin futuro del esperanto.
No sé. Sería cuestión de pensarlo. A fin de cuentas, en el pasado, el latín, bien es cierto que de la mano del cristianismo de todo pelaje, facilitó la impresión de una cierta europeidad: no hay más que pensar en Erasmo de Rotterdam, de quien acaso no por casualidad se tomó el nombre de esos programas «Erasmus» que traen y llevan por Europa a nuestros ( y nuestras) estudiantes …
Erasmo , quien ,por otra parte, escribió en latín, un Elogio de la locura (Stultitiae Laus) – o de la Estupidez, según otras traducciones – que acaso debería ser de obligada lectura, dados los tiempos que corren…