Para cuando fui consciente del año en que vivía , el 18 de julio era la fecha de la paga extra de verano de mi padre. Como en el colegio en el que estudiaba nunca llegábamos en las asignaturas de Historia hasta el siglo XX, la primera noticia de que aquella era una fecha significativa la tuve en las clases de FEN ( Formación del Espíritu Nacional , español por supuesto) que nos daba quien también ejercía como profesor de gimnasia.
Su significado radicaba – nos decían- en el Alzamiento que inició, precisamente ese día de 1936 ,una cruzada contra el comunismo, el separatismo y la masonería , sin que supiéramos muy bien quiénes o qué eran aquellos enemigos.
A los diecisiete años, y tras una larga omertá familiar , comencé a enterarme de que ese había sido también un día de detenciones, fusilamientos y salidas precipitadas hacia la frontera…
Para algunas gentes que nacimos en la década de los cincuenta del siglo pasado, estos recuerdos, junto con las interpretaciones que recibimos , aceptamos y defendimos durante los años siguientes, han constituido el marco argumental de comprensión del Franquismo,de la Transición y de la Democracia.
Así que no es de extrañar que ante algunos fenómenos sociales y políticos recientes , como la corrupción descarada, el neo-caciquismo , el populismo demagógico , el tecnocratismo blanco y el pasteleo partidista, nuestra reacción sea radicalmente anti- autoritaria.
Y también es comprensible que quienes ahora rondan la cuarentena, hijos e hijas de la Democracia de 1978, no entiendan nuestra ira democrática, y hasta se asusten de nuestras a veces excesivas maneras, tachando los avatares incrustados en nuestra memoria de » batallitas del abuelo» .
Pero sí. Existió un 18 de julio de 1936 y ese día comenzó una tragedia. De lo que se trata es de saber si definitivamente ha terminado o si tan sólo se ha transformado..
Por desgracia, sigue vigente. Ganaron la guerra, la posguerra y la Transacción… solo se han cambiado las formas.
Han convertido, no una, mil mentiras repetidas mil veces en una verdad, en el relato único. Mientras la realidad de lo sucedido y los relatos heredados de abuelos y padres se diluyen en el tiempo, a pesar de los esfuerzos de unos pocos, como lágrimas en la lluvia, como lenguas que desaparecen a pesar de los esfuerzos de sus últimos hablantes.
Y esa relato único construido sobre miles de desaparecidos, asesinados, violaciones, torturas, robos, saqueos, exilios, expoliaciones… descansa en el lecho del miedo, la ignorancia y la cobardía.
Arrasaron con todo rastro de cultura, inteligencia, educación, intelectualidad, durante más de cuarenta años (Los nazis no llegaron a gobernar quince años…). De aquellas lluvias estos lodos…