La casa natal de Luigi Pirandello está hoy ubicada en un gran parque público a las afueras de Agrigento.
En su interior acoge una interesante muestra de fotografías y manuscritos, y dando un pequeño y aventado paseo se puede visitar el olivo bajo el que reposan sus cenizas.
De vida compleja y en algunos momentos acomplejada, Pirandello logró triunfar como novelista con su célebre El difunto Matías Pascal , pero recibió el Premio Nobel en 1934 por su obra teatral, en la que tiene un lugar propio Seis personajes en busca del autor.
Al finalizar la visita, me hice con un libro que titulado La smorfia più che lo sorriso, recoge los escritos de otro grande, el filósofo sardo comunista Antonio Gramsci, sobre el siciliano.
Ni qué decir tiene que Gramsci, a pesar de su leninismo rampante , es habilísimo a la hora de juzgar la obra de Pirandello, defendiéndola frente a los partidarios del realismo socialista ,eso sí, antes de que el agrigentino incurriera en la torpeza política – como don Pío Baroja- de aceptar el reconocimiento del fascismo.
Pero, entre lectura y lectura, admirables y admiradas, he encontrado una perla de 1917- Masse e partito – que me ha sorprendido por su actualidad: «El programa liberal integral se ha convertido en el programa mínimo del partido socialista…» Y que conste que Gramsci no lo decía como un reproche sino como una necesidad…