A raíz de mi intempestiva estival de ayer, más de uno ( y ninguna) se ha quedado contrariado porque adjetivara de «religiones civiles» modernas al Marxismo y al Nacionalismo, y todavía más porque tildara el Fútbol, la Música y el Arte, de tales pero postmodernas.
Pero de hecho, unos y otros cumplen las condiciones que desde la Sociología pusiera Émile Durkheim para su existencia. Pues en todas hay «dogmas» indiscutibles, «ritos» obligatorios, y una «ecclesía» o grupo de fieles seguidores. Todo lo cual no es ni positivo ni negativo, sino probablemente inevitable, como en su momento pusiera de manifiesto el también sociólogo Pierre Bourdieu, pues siempre hay un deus absconditus al acecho.
Pero quizá la religión civil hoy en día más desfigurada es la del Arte y acaso por ello sus grandes templos, Los Museos, no cesan de renovarse y ampliarse para recibir al cada vez mayor número de visitantes- la mayoría de los cuales por cierto, pasean por ellos como por un parque temático.
Un caso claro e inmediato es la ampliación programada del , por otro lado magnífico ,Museo de Bellas Artes de Bilbao.
Y, en este sentido, no se puede dejar de mencionar la excelente y larga reflexión al respecto llevada a cabo por el historiador del arte y crítico Javier González de Durana, que, desde su blog ArquiLecturA (1) ,viene desarrollando desde hace algún tiempo.
La lectura de estas páginas, que circulan de lo específico a lo general y de lo actual a lo histórico, debería ser de obligado cumplimiento para quienes quieran reflexionar y profundizar en la dimensión espacial de esta nueva religión civil que, como todas, implica nuevas prácticas sociales…Y nuevos templos.