En su ya clásica obra sobre el lenguaje político, No pienses en un elefante, George Lakoff deja muy claro que las fuerzas conservadoras siempre utilizan los debates – electorales o no – para insultar, desacreditar personalmente y, sobre todo, para interrumpir continuamente a sus oponentes.
Se aprovechan así del espacio que les otorga la legitimidad democrática – y sobre la que muestran muchas dudas- para ejercer una violencia discursiva con la virulencia que en otras ocasiones ejercieron la violencia física antidemocrática.
Lakoff recomienda en estas circunstancias, mesura y contención, y más si quien figura como moderador no consigue desempeñar su función. Y también a pesar de saber que para mucho, quizás demasiado, personal esta violencia resulta graciosa cuando no estimulante.
Aunque, claro, todavía es más peor que el insulto o la interrupción constante y repetitiva se manifieste en medio de un intercambio de naderías y lugares comunes más propios de un bar o del patio de una escuela, mostrando el nivel cultural ínfimo de los contendientes.
Pero, any way, la pista es suficiente: quien interrumpe no quiere que se hable reposadamente de algo ni pretende llegar a ningún acuerdo, por lo que de democrático no lleva ni el adjetivo…
Pues de ese tipo de actitudes, bien descritas por Lakoff, creo que esta noche vamos a gozar durante un buen rato. A ver quién es menos molesto…
A ver…
Frente a preguntas y programas, oiremos insultos y patadones para alejar el balón hasta el medio campo.
Por ejemplo, el otro día, respecto a acciones concretas para atajar el cambio climático, la propuesta del PP el otro día era culpar a los padres de Greta Thunberg.
Cualquier cosa, menos oír algo inteligente y de sentido común.
La verdad no se da, sino se demuestra racionalmente (porque todos van a creerse el darla). La libertad no se promete, sino se lucha a incomodidades contra toda cadena (porque todos van a adaptarla a cadenas). La poesía no se siente con o para una retórica o valoración de línea abrigante-protectora, sino se ha de identificar con tu único sentir, a veces contra todo. La justicia no se espera, sino se busca; pues si tú la esperas, la esperas «de lo que hay establecido» con pasividad; y si la buscas, ya dejas de consentir infraestructuras injustas o corruptas, y así mucho luchas por encontrarla para dársela a los demás.
La sociedad está contaminada de todas las mentiras (de EMOCIONES, las cuales son por defecto un estar afectado ante todo de prejuicios inevitables) que ella misma crea; por lo tanto, la sociedad por sí misma nunca jamás da el bien (porque sociedad y servidumbre a lo intocablemente establecido es lo mismo, o sea, tiene sistemas de valoración que no cambian por seguro en siglos), sino lo da el que se cuida en tener una total coherencia en razón o seres excepcionales que se rebelan o que se contraponen (con un deber ético) a infinitas mentiras que se fortalecen más y más en la sociedad. José Repiso Moyano
Todo lo demás forma parte «como de un idiota espectáculo».
LA MAYORÍA NO TIENE NI P. IDEA DE LO QUE ES IMPORTANTE, en error y en maldad (aun inconscientemente).
«No hay que confundir la opinión de la mayoría con la verdad» Jean Cocteau
La RAZÓN (o quien de verdad la da) es lo que único que evita que el pueblo se someta al mal o a todas las injusticias sistémicas que lo autodestruyen. https://es.quora.com/profile/Jos%C3%A9-Repiso-Moyano-2
Así es, sin engañar a nada ni a nadie.
Si en un país se premian a las irracionalidades, ¡ya todo es agonía para el que lucha por lo equilibrado!, ¡ya todo es agonía por seguro para una persona buena!
En España, TODO LO HAN CONSEGUIDO A TRAVÉS DE VETAR A LA VERDAD de alguna manera. ¡Da asco!, a mí me han vetado millones de veces (!hasta las lágrimas me las han vetado!), a la Luz la han vetado objetivamente millones de veces, a Miguel Hernández, a Jesucristo o en verdad a todo a lo que huele a demostración de decencia. Matan al Bien, y se ríen de matarlo. ¿Cuándo pararán?, !por Dios!
Siempre premian a alguna maldad, ¡siempre!, ya sea protegiendo a la irresponsabilidad del «porque sí», o del NO SABER VALORAR éticamente, o del ayudar a la telebasura o a los inmorales sobreproteccionismos contra el esfuerzo-verdad, o ya sea apuntándose todos a algún poder en un abandono total al correspondiente DEBER ÉTICO, ¡y el bueno que se siga humillándose!! ¿CÓMO ES POSIBLE TANTA INJUSTICIA? José Repiso Moyano