En El payés y su mundo, comenta Josep Pla que la única recomendación que haría a los jóvenes ansiosos de aventuras sería recorrer a pie su país. Recorrerlo poco a poco, y, a poder ser, ni siquiera por carreteras secundarias sino por caminos perdidos y atajos. Si el mero deambular, añade Pla, se complementa con una lenta contemplación de todo lo que se va viendo, y alguna que otra charla con el paisanaje, mejor que mejor.
En nuestros lares, el ex-andalán, ex-cantante, ex-poeta, ex-diputado, ya fallecido José Antonio Labordeta , entrado en años, siguió, probablemente de manera inconsciente, la recomendación de Pla, y se dio una vuelta larga por la piel de toro de hogaño, reflejada luego en una serie de televisión.
Más discreto fue, en lares ajenos, el nuevo Premio Nobel Peter Handke que, según dice(n), recorrió a pie de norte a sur y de este a oeste su Austria originaria, con especial atención a la eslava Carintia, aunque, muy propio de él, no dejó testimonio directo de su hazaña.
Sobre las bonanzas del paseo se ha escrito mucho – destacando Caminar, de Henry D. Thoreau – , y se ha hecho un buen resumen en la obra El dilema de Proust o El paseo de los sabios del navarro Javier Mina, que se presenta como » un ensayo sobre el paseo en la historia y la literatura universales».
La propuesta de Pla es, en todo caso, muy sugerente. Y no sólo para los jóvenes sino también para más talluditos que no tengan fascitis plantar. Y no sólo como recomendación para conocer un país, sino incluso, una ciudad, aunque sea sorteando esas bicicletas , patinetes, segways y demás artilugios que las autoridades municipales no logran vehiculizar.
Además, es posible que a las ventajas saludables que siempre se le han atribuido para el cuerpo, resulte el paseo muy higiénico para la mente, al tener la oportunidad de observar directamente lo que tan filtrada y tendenciosamente se nos ofrece mayormente en proclamas físicas y digitales…
Mina, J. 2014. El dilema de Proust o El paseo de los sabios . Córdoba: Ed. Berenice
Pla, P. 1978. El payés y su mundo. Barcelona:Ed.Destino.
Thoreau , H.D. 1998. Caminar .Madrid: Ed. Ardora.
Citas a menudo y siempre oportunamente a Josep Pla, del cual te imagino -por lo anterior- admirado lector. Yo también lo soy. Conocía desde hace años su “Vida de Manolo”, donde biografió al escultor Manolo Hugué, pero ahora estoy sumergido en su “Cuaderno gris” y voy alucinando con su sensatez y riqueza de vocabulario. Una gozada.
En efecto, Javier, siempre he sido un admirador de Josep Pla , a pesar de no coincidir con su espíritu anarquista de derechas – un «pequeño junker del Ampurdán» que le llamó Manolo Vázquez Montalbán.. Por influencia de la rama catalana de mi familia, he ido leyendo casi toda su obra poco a poco a lo largo de muchos años…Y sí, El cuaderno gris, es, para mí, una obra maestra. Gracias por el comentario.
Hace bastante tiempo que leí»El payés y su mundo», de hecho no lo encuentro. Pero creo recordar que lo que más me impactó es ese describir el alma del baserritarra catalán. No me quedé con lo del paseo como elemento fundamental del libro. Sí me acuerdo que en otro de sus libros alguien le echó en cara que salía más que bebido del bar Sport de Palfrugel y que por el camino de casa, «mas Pla» a veces se daba de bruces con el suelo y Pla le contestó «mejor, mucho mejor, así cuando me caigo puedo disfrutas de la humedad y del aroma de la yerba»