«8 de marzo. Como hay tanta gripe, han tenido que clausurar la Universidad. Desde entonces, mi hermano y yo vivimos en casa , en Palafrugell, con la familia»…Así comienza – en la magnifica versión castellana de Gloria de Ros y Dionisio Ridruejo- El cuaderno gris / El quadern gris (1),la obra fundamental del escritor catalán Josep Pla, una obra recreada en 1966, cuando Pla tenía ya 69 años, sobre un manuscrito de 1918- o sea , 48 años después.
La gripe de la que habla Pla es la famosa «gripe española» de 1918 , la gran pandemia que se llevó por delante más de treinta millones de personas ante la impotencia de las autoridades sanitarias y políticas.
Pero para el escritor ampurdanés, el retiro de la vida estudiantil y ciudadana que llevaba en Barcelona, y su refugio en el pueblo, fue la ocasión para comenzar a escribir un dietario (2) que, muchos años después , se convertiría en una obra cumbre de la literatura catalana, llegando a ser admirada universalmente.
Este propósito de aprovechar el recogimiento para ir contando los aconteceres cotidianos y sus reflexiones paralelas desde aquella fecha – y hasta el 15 de noviembre de 1919- es un apunte reiterado a lo largo del extenso texto , como también lo es las escasas referencias al motivo de su encierro, la mentada «gripe española».
Por supuesto, esta opción que tiene tanto de voluntarista como de catártica no resulta apetecible ni acaso factible en todos los casos, pero quizá sí puede ser ilustrativa de algún tipo de actividad que se puede mantener en un encierro obligado como el que estamos viviendo.
Un actividad que también puede ser una pasividad, algo, en fin, que siempre hayamos deseado hacer , bien sea cambiar los horarios, leer ese libro que yace en nuestra mesilla de noche con mucho polvo, ver por fin tranquilamente esas películas que hemos ido grabando y nunca hemos visto por falta de tiempo, o, en fin, ordenar armarios…o nuestra mente.
Todo, any way ,con tal de convertir el durísimo tiempo del reloj en aquella dulce duración sin cuenta que Henri Bergson reclamaba, y de aprovechar cualquier emergencia del kairós, esa ocasión, ese momento de la oportunidad que no se repetirá nunca más, nunca más…
«24 de abril. No me canso de leer los Ensayos de Montaigne. Así paso horas y horas de la noche en la cama. Me hacen un efecto plácido, sedante; me dan un reposo delicioso. Encuentro a Montaigne de una gracia casi ininterrumpida, lleno de continuas sorpresas. Una de esas sorpresas proviene, creo yo, del hecho de que Montaigne tiene una idea muy precisa de la insignificante posición que tiene el hombre sobre la tierra…»
(1) Hay una edición crítica: Pla, J. 2012. El quadern gris– Edició de Narcís Garolera. Barcelona:Ed.Destino.
(2) Para quien quiera entretenerse con las distinciones entre diarios y dietarios, cfr: Huici, V. 2000″ Diarios y dietarios: una formalización del imaginario cotidiano”, Bitarte, Revista cuatrimestral de humanidades, núm. 22, pp.121-127 ; y Huici, V. 2006.» Eguneroko eta dietarioak: Egunez-eguneko imajinarioaren idazkera esparru literarioan» Hegats- Literatur aldizkaria, 38, 49- 60 oo
#yomequedoencasa
Y continua….. «somos dos estudiantes parados». Curiosa manera de percibir una determinada situación en ese tipo de actividad. En cuanto a lo de «obra recreada» es la misma sensación que tengo con los escritos bíblicos y teológicos en general. Un continuo revisionismo de lo dicho o escrito para adaptarse al devenir de los tiempos. Permítame, don Vicente, la osadía de recomendarle «sentencias e impresiones», Editorial Edhasa, con prólogo de Valentín Puig y edición de Andrés Gómez Flores – 2.006.
Muchas gracias por la recomendación. Además, el prólogo de Valentín Puig es una buena garantía. Sobre la «recreación» de muchas de las obras de Pla – y de él mismo como personaje – hay un libro que , en su momento , me gustó mucho: Xavier Pla, Josep Pla: ficció autobiogràfica i veritat literària. Quaderns Crema, 1997.