Hay ya mucha gente que está dejando de leer y ver todo lo que le llega por las redes sociales . Lo está haciendo por saturación en un doble sentido: porque son muchos los mensajes y porque además son reiterativos por no decir multiplicados.
Entre los mensajes recibidos hay de todo, desde recomendaciones de lectura y cine hasta guías para la elaboración rápida de mascarillas, pero los que más acaban irritando son aquellos que opinan al tresbolillo sobre los más variopintos aspectos de esta crisis tan sanitaria como económica, tan política como social .
Al respecto sobresalen los que difunden rumores con el añadido colateral de que muchos de ellos están basados en descaradas fake-news y que vienen avalados por supuestos expertos, constituyendo un fenómeno que mi colega de blogosfera Iñaki Murua ha denominado, con gran acierto y perspicacia , «cuñadismo digital».
Pero, en realidad, y como diría aquel ( ¿ quién?) , esto es más viejo que la pana: se trata del viejo fenómeno que en tiempos pasados se llamaba radio-macuto, si bien aquella rumorología no impregnaba sino a pequeños y específicos grupos ( era notable su uso, como su nombre indica,entre quienes hacían la mili ). Pero ahora, claro,ha tomado una dimensión cuasi universal como consecuencia de la potencialidad distributiva del mundo electrónico.
Aun así, no habría que darle mayor importancia a esta democratización un tanto delirante de la comunicación, pues el rumor, que no es sino el acicate mayor del cotilleo, ayuda y mucho según algunas teorías antropológicas a hacer germinar una y otra vez la socialidad, y más entre los confinados.
A fin de cuentas ya dijo Marshall McLuhan , en una obra titulada Comprender los medios de comunicación: Las extensiones del ser humano) (1964) aquello de «el medio es el mensaje» para indicar que más allá de lo que nos dicen y de lo que decimos , de lo que nos enviamos y recibimos, lo importante es que mantenenos la relación a través de ese medio que utilizamos. Y eso hasta tal punto que el mismo McLuhan aceptó la broma de llegar a postular que «el medio es el masaje» que nos frota…Incluso hasta la irritación, hasta la saturación…
#yomequedoencasa
Gracias un día más, Vicente. Me quedo con lo que «el medio es el masaje», brillante resumen.
«Al tresbolillo»! pero don Vicente un hombre de ciudad como usted, un gastasuelas urbano ¿en dónde aprendió esa frase? ¡A ver si va a ser cierto que lo de haber nacido en Pamplona es una «fake new» y en realidad le trajeron al mundo en Lodosa, Carcastillo o por allá abajo, como un producto más de la huerta navarra!
Más que de ciudad, don Antonio, de hortícola barrio, pues tal era, y no es , el de la Rochapea, en el cual estaba extendida la huerta de mi abuelo Vicente Huici Lizarraga y el negocio familiar que se acogía al nombre de «Semillas Huici». Y en la dicha huerta pasé muchos días de mi infancia y otro sí de mi adolescencia como nieto mayor que era y, decían , nombre mediante, heredero. Y aunque se me fue la vida por otro camino , tengo aún buena mano con la rabiosa, se regar sosegadamente, escardar cuando fuera necesario y atacar al pulgón y a la rata de agua con suficiente brío….
Gracias por tu atención, Aurelio.