Al llegar a esta columnilla número 1001, he recordado el proceso 1001, el macro-juicio que se celebró entre el 20 y el 22 de diciembre de 1973 contra la dirección de Comisiones Obreras, el sindicato obrero por entonces mayoritario.
Tras dicho proceso – que por cierto coincidió con el atentando contra el presidente del gobierno español , el almirante Luis Carrero Blanco- quienes fueron luego llamados «los diez de Carabanchel», con Marcelino Camacho al frente, fueron condenados a penas de entre los diez y los veinte años, señalándose la vinculación de CCOO con el Partido Comunista de España (PCE), una de las bestias negras del franquismo.
Una revisión judicial y el indulto real, puso por fin en la calle a los condenados el 25 de noviembre de 1975, a los pocos días de la muerte del dictador.
Creo que si he recordado estos acontecimientos, cuyos principales protagonistas, individuales y colectivos , ya han desaparecido, es sobre todo por la carga de encarcelamiento que llevaba por entonces la oposición al franquismo y que ya casi nadie recuerda: por ejemplo los quince años en diferentes periodos, del mentado Marcelino Camacho.
Una carga de encarcelamiento – y aquello sí que era un verdadero confinamiento- en el que más allá de reforzar lazos personales y , en este caso, ideológicos, sirvió en muchos casos para la reflexión y el estudio aun con los muy escasos medios con los que se contaba – era la época de la Televisión única.
Una carga de encarcelamiento que , en otros lares, dio lugar hasta a invenciones singulares, como fue el caso de J.H. Pilates, que , internado en un campo de concentración, desarrolló todo un programa de ejercicios físicos y mentales, combinando sus conocimientos de gimnasia, traumatología y yoga, para mejorar la salud de sus compañeros de encierro: el famoso método pilates que hoy se ofrece por doquier en tantas variantes…
Albert Speer también hizo algo parecido. Durante los 20 años que duró su reclusión en Spandau se dedicó a «dar la vuelta a Europa» en sus paseos diarios por el perímetro interior de la prisión. Según la distancia se imaginaba por donde iba.¡Somos unos blandos, nos quejamos de vicio!
Por lo demás un tal Ramón Rubial se tiró la friolera de 20 o más años por un crimen parecido al de M. Camacho.
Speer y Rubial…Pero, ¡qué de referencias maneja usted, don Antonio! Y gracias por el comentario.
«…Comisiones Obreras, el sindicato obrero por entonces mayoritario». Como bien indica su nombre las «comisiones Obreras» del 1001 no era un sindicato, sino un movimiento social, no es hasta el 11 de julio de 1976 en la iglesia de Sant Medir, en que ese movimiento sociopolitico se convierten en el actual CCOO, en una asamblea donde fueron los amigos del PCE y se adueñaron del nombre, que no de sus prácticas. Al año siguiente, el 27 de abril, paso por el Registro y se legalizó.
Muchas gracias por la aclaración que reproduzco para que conste.