El magnate y presidente de Open Society Foundations, George Soros comentaba en una reciente entrevista que los instrumentos de supervisión producidos mediante la inteligencia artificial son muy útiles para controlar el COVID-19, pero también que se vuelven a su vez muy aceptables como instrumentos de control en general.
Así, la aplicación Radar Covid ,impulsada por el gobierno español, cuenta ya con medio millón de descargas voluntarias .Esta aplicación detecta a sus usuarios si están al menos 15 minutos a una distancia inferior a 2 metros , intercambia ficheros a través de bluetooth y los almacena. Si a un usuario se le diagnostica como positivo en COVID-19 , el médico le suministra un código alfanumérico aleatorio y cuando otros usuarios de la app tengan contacto con él, recibirán una alerta al respecto.Se dice que si Radar Covid se la descargara el 20% de la población, la pandemia podría reducirse en un 30 %, y a partir de ahí su contribución sería lineal.
Es indudable que las cuentas estadísticas salen perfectamente, pero aun así la implantación de esta u otras apps de similares características plantea un problema global. Y ese problema es la gestión de los datos que proporcionan y no ya solo por parte de las instituciones que deberían garantizar que se utilizan exclusivamente para los fines previstos, sino también de la seguridad que los salvaguardaría de posibles hackers y explotadores de la información.
De que se trata de una difícil cuestión no hay ninguna duda pero de que se puede aplicar aquí aquel viejo dicho que afirmaba «… aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid», tampoco. Y en este sentido los temores de Miguel Bosé de que los sistemas de control llegarían en unos micro-chips que se infiltarían en toda la población a través de las vacunas para el COVID-19 quedarían ya en la trastienda de las ocurrencias célebres, sobre todo ante la aceptación un tanto inocente a fuerte inconsciente de que es la misma población la que está dando datos una y otra vez a través de las redes sociales.
Mucho tendría que tener en cuenta hoy Michel Foucault si tuviera que reescribir aquel su famoso libro Vigilar y castigar ,pues el panóptico de cemento diseñado por el Poder para vigilarnos habría dado paso a un panóptico desdoblado y electrónico construido por nosotros mismos (y nosotras) tan alegremente y tan con buenas intenciones…
En principio soy partidario; solo falta pulir las posibilidades de recibir daño al exponer su presencia el usuario. A grandes males, arriesgados remedios.
El viejo dilema ético de fines y medios
Yuval Noah Harari:»quienes poseen los datos, poseen el futuro»
Yo no sé si, realmente, como algunos de sus (pocos) detractores le critican tiene una visión apocalíptica del mundo y de nuestra época, pero yo creo que merece pararnos a pensar por un momento «En el s. XXI los datos eclipsaran a la vez la tierra y las maquinaria como los bienes más importantes, y la política será una lucha para controlar el flujo de datos. Si los datos se concentran en pocas manos, la humanidad se dividirá en diferentes especies».
La obtención de esos datos suele estar disfrazada de «mejora en la calidad de vida» la comodidad de viajar sin dinero, aunque quede reflejado todo nuestro trayecto, la ventaja de la tarjeta sanitaria que guarda nuestro historial médico, las App voluntarias que sirven para las luchar contra las «pandemias» o para buscarnos amigos en Nueva Zelanda, Tokio o en el Himalaya, aunque eso implique, generalmente no tener amigos para poder ir al cine, o al parque, porque están muy lejos. A veces esos datos se obtienen para nuestra seguridad.
¿Qué ocurriría ante un «uso inadecuado» de nuestros datos?
¿Qué harán con nuestros datos quienes puedan, ilícitamente adueñarse de ellos?
Llegará, a este paso, un momento que cuando a un niño le pregunten «¿qué quieres ser de mayor?» el papá o la mamá responda «lo que le aconseje google»
Salvar la economía parece ser más importante que parar la pandemia.
Parar la pandemia parece ser más importante que preservar la libertad.
Un saludo
Señor Hui i,
Me temo que esta vez no solamente no ha dado usted en el clavo, sino que ha metido la pata hasta el zancarrón.
Por favor, entérese usted bien del funcionamiento de la aplicación, que no funciona de la forma que usted dice sino de una forma muy diferente, y la privacidad está asegurada en todo momento. Una explicación aceptable de su funcionamiento esta en https://www.xataka.com/basics/radar-covid-que-como-funciona-app-oficial-rastreo-contactos-espana
Comentarios como el suyo pueden conseguir que parte de la población desconfíe de la aplicación y no la instale, con lo que todos estaremos más desprotegidos.
Señor C eva:
Creo que debería leer de nuevo el texto, pues me atribuye afirmaciones inexistentes.
Por otro lado, el contexto al que se alude ya está muy estudiado.Por ejemplo, y porque me viene más a mano:
Huici, V. – Davila, A. Zoon elektronikón:https://revistas.ucm.es/index.php/POSO/article/view/50776
En relación a la pragmática de nuestras palabras, creo que las suyas favorecen una recepción acrítica de las novedades tecnológicas, con el riesgo socio-cultural ( por no incluir también el político) que ello supone.
Sr.Cueva:
Gracias por su comentario. Por otra parte, no creo que nuestra «discusion» resulte aburrida, más bien considero que es muy sugerente.
Buen día.
No es necesario que este comentario se haga publico, no tengo interés en salir “vencedor” de ninguna discusion.
Señor Huici, por favor revise esta información de la CNN:
https://edition.cnn.com/2020/08/14/health/us-coronavirus-friday/index.html
Comentarios como los de Félix el gato pueden resultar muy dañinos si se generalizan entre la población.
Y sigo pensando que la aplicación de ayuda al rastreo es respetuosa con la privacidad y beneficiosa pára la poblacion, y que no debería ser saboteada, que es loque en definitiva hace usted con su articulo. Soy seguidor de su blog y me siento en la obligación de insistir en este punto, porque creo sinceramente que esta vez se equivoca usted, y que quizá se arrepienta en el futuro.
Estimado Sr. Cueva: Le agradezco el seguimiento. Sinceramente, no creo que mis palabras saboteen nada: previenen acerca de un fenómeno – la implantación de un control electrónico global de la sociedad- que ya ha sido detectado en otros ámbitos, pero que , en este caso, al estar vinculado a la salud, resulta más aceptable por lo que hay en juego. Por lo demás, considero que quien asi lo vea oportuno, se suscribirá a la mentada app sin mayores problemas. Sobre arrepentimientos, he conocido tantos y de gentes tan próximas que poco me atrevo a decir.Por mi parte, doy por terminada la discusión.