Como curioso profesional y sociólogo en excedencia siempre me ha interesado todo lo relativo al tiempo social,ese que se comparte con otros y otras, independientemente de con qué objetivo …o sin más, como se dice ahora.
Por ello,se haya generado como se haya generado y se haya expandido como se haya expandido, y más acá de la incidencia sanitaria, parece que la pandemia del COVID-19, está desencadenando una alteración sustancial del ritmo social.
Como ha indicado el sociólogo alemán Hartmut Rosa ,el cambio fundamental ha consistido en una desaceleracion global, con un amplio abanico de consecuencias, desde la dinámica de la vida cotidiana hasta la del trabajo productivo, el ocio o la educación.
Supongo que esta desaceleración deberá tenerse en cuenta a la hora de pronosticar el modelo social que se va a configurar tras esta pandemia de la que probablemente no saldremos hasta el 2022.
Y tener en cuenta el cambio de ritmo social significa- significará- que muchos de los parámetros económico-sociales también deberán ser revisados tras estas décadas de neoliberalismo agitado y agitante, sin que , por ejemplo, el teletrabajo sirva para cambiar el presentismo fisico por el presentismo virtual,y que habrá que replantearse de nuevo cuestiones como la robotización, la renta universal o una reforma fiscal global.
Se tratará así , probablemente, de no oponerse al cambio generado, sino de asumirlo eficazmente, para que la crisis sea una ocasión y no solo una negación.
Habrá, sin duda, quienes, por ceguera histórica o por intereses ya indefendibles, intentarán continuar como si nada hubiera ocurrido, menospreciando alquel, una vez más,sabio consejo de Baltasar Gracián: » Saber tomar las cosas. Nunca al repelo, aunque vengan. Todas tienen haz y envés. La mejor y más favorable, si se toma por el corte, lastima. Al contrario, la más repugnante defiende, si por la empuñadura…»
«Repelo». Gracias don Vicente por desempolvar ciertas palabras