La dicotomía, en su sentido ideológico, suele ser una falacia lógica que conlleva un falso dilema al presentar dos puntos de vista como únicas opciones analíticas posibles de una situación. Tales falsos dilemas obvian una o más opciones alternativas – falacia del tercero excluido – porque no se acomodan a decisiones previamente tomadas, de manera que actúan como operadores de legitimidad de las acciones correspondientes.
En el caso de la pandemia del COVID-19 , la dicotomía predominante es la que contrapone salud y economía, y de hecho , las decisiones políticas van oscilando según la importancia que se otorga a cada uno de los dos aspectos dicotómicos.
Pero, como se ha señalado, el método dicotómico se articula obviando otros puntos de vista y, en este caso, uno de ellos es la dimensión psico-social, esa que más implica a la ciudadanía en su vida cotidiana.
En esa dimensión pueden situarse las restricciones de movilidad que afectan seriamente no solo a una dimensión biológica (E.T. Hall) , en su sentido básico o extendido hasta la actividad física programada, sino también a las oportunidades de socialización que no pueden ser en modo alguno compensadas a través de medios electrónicos, como reiteradamente y oportunistamente se está proclamando.
En este sentido, el confinamiento estricto, o sus figuras veniales en forma de toques de queda , cierres perimetrales o suspensión de actividades de ocio y cultura, no dejan de ser elevadores internos de la presión social que pueden estar cebando una bomba que explote en el lugar y el momento más inexperados, y con la excusa más insólita.
Contemplar, por lo tanto y al menos , esta dimensión de la pandemia, intentando apartarse de la dicotomía entre la salud y la economía, y obrar en consecuencia, debería ser una obligación de quienes detentan responsabilidades de poder o acaso de quienes les asesoran, pues, al cabo, los falsos dilemas pueden permitir opciones tácticas vistosas, pero se muestran impotentes ante las derivas estratégicas. Y todavía más cuando lo que se está generando día tras día es una enorme bolsa de culpa social…
Claro y preciso.
Muchas gracias, Vicente.
Buena reflexión, Vicente, pero yo creo que junto a la dicotomía salud o economía y sin obviar otros puntos de vista como el que apuntas de la dimensión psico-social, creo que falta un aspecto que deberíamos de tener en cuenta y que afecta en todos los anteriores, y es el tiempo.
Seguramente si tras el primer confinamiento se hubiera solucionado todo, hoy no sería más que una anécdota, pero el problema es que no sólo no se ha solucionado sino que, incluso con las vacunas, parece ser que no se atisba un final… y ahí es donde todas las dicotomías y aspectos no contemplados en esas dicotomías que manejan los políticos, adquieren otra dimensión. Muchos y muchas estamos dispuestos a renunciar a muchas cosas, pero ¿durante cuánto tiempo? ¿tienen los científicos y los políticos la solución? Me temo que no, y podríamos volver a la anterior pregunta: ¿durante cuánto tiempo?
Un saludo y gracias por tu reflexión.