Decía José Ortega y Gasset que cuando se producen crisis sistémicas en cualquier sociedad, siempre surge una corriente reivindicativa de retorno a la Naturaleza. Se pretende así recuperar un a modo de vínculo originario del que el modelo social ( generalización de lo económico, lo político y lo cultural) se habría apartado hasta cuestionar peligrosamente la supervivencia. Habitualmente, la corriente naturalística tiene una fuerte componente culposa en la que , por elevación, se reprocha a la Humanidad haber traicionado a la Naturaleza.
También a lo largo de la crisis global que estamos padeciendo como consecuencia de la pandemia del COVID-19, ha surgido una corriente semejante que, apoyándose en datos científicos probablemente ciertos ( y relativos al calentamiento global y cuestiones análogas) ha sido luego abducida desde planteamientos principistas culpando al desarrollo económico capitalista de haber culminado con la globalización el expolio de la naturaleza y proponiendo un modelo de arrepentimiento articulado en maximalismos dogmáticos, cuando no inverosímiles.
Y aun teniendo en cuenta que probablemente , como tantas otras veces, el Sistema se corregirá a sí mismo para mantener su tasa de ganancia porque al cabo no es sino la ordenación racional del expolio ( Max Weber), entre tanto el naturalismo opcional ha encontrado ya su nicho comercial.
Pues, con señaladas excepciones, casi nadie se propone volver a la vida natural construyéndose una cabaña a lo Thoreau, sino más bien se prefiere un lugar,por ejemplo, con cobertura telefónica y fibra óptica. Y la degustación casi siempre ocasional de la Naturaleza está hoy en día parapetada por una amplia gama de productos, desde diferentes tipos de ropa o de calzado hasta los correspondientes GPS pasando por toda una larga serie de prótesis para quienes vayan a caminar, a escalar o «hacer monte», a esquiar , a andar en bici, a nadar, a navegar o a …la lista es interminable como terminable es el número y nombre de las empresas multinacionales que los suministran.
Habrá que estar pues al tanto y matizar mucho porque, como ya ha ocurrido en episodios históricos muy próximos, lo alternativo, puede perfectamente ser absorbido por la larga mano del Capital, cumpliendo la profecía destacada por R. K. Merton que señaló que la a-nomia de hoy acaso no es sino la nomia de mañana :para algunos viajes no se necesitan alforjas tan engañosas.
Y todo ello sin profundizar en que sea, en estos momentos, «lo natural» o La Naturaleza…
Gracias, Vicente.
Comparto.
Gracias a ti, atento lector.
No hay duda de que algo debe de estar pasando con la «naturaleza» con lo del cambio climático y demás. Pero si me fijo en Guipúzcoa nunca la he visto tan limpia y tan bien arbolada. En estas cosas me acuerdo de uno de los dibujos de La Codorniz que decía «A mí esto de la inflación me lo tienen que explicar en fanegas de tierra»
Buena frase la de La Codorniz, sí señor- en esto también se nota que es usted un simpático antiguo.